Según Priscila Arias, alias La Fatshionista, los siguientes son algunos de los prejuicios sociales más populares acerca de las mujeres con sobrepeso: “Las gordas no hacemos ejercicio, nos la pasamos comiendo, no tenemos amigos, aún menos una pareja, y somos súper fodongas porque no vale la pena ni arreglarnos”.
Priscila contradice a diario cada una de esas ideas preconcebidas con su proyecto La Fatshionista, un blog sobre moda curvy, maquillaje y mucho amor propio. Comenzó hace cinco años —durante el poco tiempo libre que le dejaba su empleo como maquillista—, publicando videos caseros con mensajes body positive en un tono ligero, divertido y auténtico. Si bien el objetivo principal se mantiene, el proyecto de esta mexicana de 30 años ha crecido enormemente.
Hoy Priscila se dedica a La Fatshionista a tiempo completo, junto a un equipo de seis mujeres, y ya tiene más de un millón de seguidoras enganchadas a sus vídeos profesionales, sus consejos de moda y a su firme creencia de que “la belleza no se mide en kilos”. Priscila, además, es conductora de Felizmente, una cápsula sobre los mismos temas que se transmite en Unicable y en las redes de la bloguera.
En uno de sus primeros videos, Priscila cuenta que la mayor parte de su vida se consideró fea y desagradable, y creía que sólo sería feliz si lograba bajar de peso. Estaba obsesionada con las dietas y frustrada por no poder encontrar prendas de su gusto y de su talla en las tiendas de ropa.
PlayGround: ¿Cuáles fueron los factores que provocaron tu cambio de mentalidad?
La Fatshionista: La verdad fue como un ‘chingue a su madre’, un ‘hasta aquí’, un hartazgo total. Me di cuenta que si yo no me rescataba a mí misma y no empezaba a ver las cosas de otra manera, me iba a hundir. En México crecimos sin tener roles de mujeres con distintos tipos de cuerpo. Y yo creo que son muy importantes para que una niña sepa que está bien ser diferente y que se puede lograr el éxito sin ser flaca o hacerse cirugía o sexualizar el cuerpo. Llegó un punto en que ya había hecho de todo: tomé pastillas, hice todas las dietas, probé todos los licuados, hasta que acepté que la solución no estaba allí…
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A partir de su labor como maquillista, Priscila comenzó a observar que cualquier mujer podía verse espectacular cuando un equipo de profesionales –como ella misma– se dedicaba a transformarla durante varias horas para una sesión de fotos. Dice La Fatshionista que decidió autorescatarse a través de la herramienta que mejor dominaba, el maquillaje, con el cual lograba sentirse más atractiva.
La Fatshionista: La palabra gordo siempre ha sido sinónimo de desagradable y feo, lo contrario de atractivo, y en un punto me pregunté: ‘¿A quién se le ocurrió esto y por qué yo me lo tengo que creer?’ ‘¿No valgo la pena?’ A veces llega un punto en que no te quieres, ni siquiera quieres verte en una selfie. Sentí que era necesario rescatar mi confianza porque si no me iba a morir sola. Tenía miedo a que me cayeran los últimos días y sentir que no había valido la pena.
PG: ¿A qué atribuyes esa creencia de que un cuerpo gordo es desagradable?
LF: Somos productos de generaciones y generaciones que han visto conveniente objetivar el cuerpo femenino. Hay estándares también para los hombres, pero mucho menos exigentes. Nosotras tenemos que remar el doble, eso es una realidad. Una mujer tiene que estar óptima en todo para ser chingona: ser atractiva, flaca, guapa, porque es su papel en la vida. Hasta que llega una generación que rompe con eso y dice ‘hasta aquí’. Bienvenido al body positive: cada quien es libre de vivir como se le dé la gana y reconocer que hay mercado para todos. Creo que ya es responsabilidad de cada una decidir si sigue la normas o persigue lo que quiere para crecer como mujer.
PG: Ahora que eres una exitosa bloguera de talla grande, ¿todavía sufres la gordofobia?
LF: Yo creía que la gordofobia era una cosa mitológica, que era un bullying más. Pero me he dado cuenta que sí existe y está muy dentro de las cabezas y corazones de muchos que están aterrados de ser gordos. Todos tenemos problemas y los expresamos de formas distintas. En el caso de los gordofóbicos, creo que sus problemas brotan a través de comentarios horribles sobre personas con obesidad que ni la deben ni la temen. Si la gorda soy yo, ¿por qué mis kilos te pesan tanto? Creen que los gordos somos una bacteria para la sociedad. Puede ser que existan problemas de salud o emocionales reflejados en un cuerpo gordo, pero hay muchos otros problemas en cuerpos flacos que no se ven. A un flaco no se le juzga, aunque es posible que tenga problemas de salud, mentales o una relación súper violenta.
PG: Sin embargo, es cierto que en México existe un problema de salud pública relacionado con la obesidad. ¿Cómo te enfrentas con ese tema?
LF: El hecho de que seamos el primer país en obesidad infantil me hace sentir más responsabilidad sobre mi mensaje de amor propio. Llevamos muchos años sin querer a nuestro cuerpo, ¿y a donde nos ha llevado eso? Tenemos que entender que la obesidad es un síntoma y que se debe a la falta de educación nutricional y emocional. No sabemos manejar el estrés, la rabia o la tristeza, y buscamos consuelo en unos tacos o un plato de pozole. En México es muy común demostrar el amor con la comida, pero no se enseña a los niños a entender sus emociones y cómo funciona su cuerpo. A mí nadie me explicó que se me iban a tapar las arterias, más bien me decían que no iba a encontrar novio. Yo nunca voy a recomendar a nadie ser gordo. Al contrario, siempre digo: ‘reflexiona, investiga, edúcate para que te entiendas. Pero quiérete, hazlo con amor, porque no vas a bajar de peso más rápido si te odias. Al contrario, te vas a frustrar y vas a estar más enojado con la vida’.
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PG: ¿Las marcas de ropa han evolucionado en cuanto a la inclusión o aún es difícil encontrar diversidad de prendas de tallas grandes?
LF: Siempre ha sido complicado. Antes de ser bloguera, hacía el esfuerzo para ir a Estados Unidos una vez al año a comprar cosas, porque aquí en México muchas marcas grandes departamentales todavía se rehúsan a dar una oferta juvenil en ropa para tallas extras. Están muy cerradas a que la consumidora gorda es una señora de más de 60 años que quiere un papel tapiz en sus blusas y verse holgada, no entallada, ni curveada ni sexy. Algunas marcas hacen una campaña incluyente y no vuelven a hacer más, dicen: ‘ya cumplimos’ y ahí está otra vez la misma modelo flaca de siempre.
Las estadísticas que producen las redes sociales permiten conocer muy bien a un determinado público. En este caso, el 98% de “Las Fatshionistas” son mujeres. La talla no se incluye en los registros, pero Priscila ha comprobado que las inseguridades sobre el propio cuerpo no son exclusivas de las chicas XL.
La Fatshionista: Al principio mis seguidoras eran solo curvys o plus size, pero ahora hay de todo. Las veo en persona cuando tengo eventos y me encanta ver la diversidad. A veces hace falta que alguien más alce la voz para decir ‘yo también’. Creo que eso ha pasado: en el momento en que rompo con lo establecido muchas chavas se han acercado.
PG: ¿Las inseguridades se eliminan de tajo o el amor propio se trabaja todos los días?
LF: El amor propio se trabaja a diario. En mi caso, no todas las inseguridades se han ido, pero sí el 80%. También vas descubriendo nuevas. Puede ser que tengas fantasmas grandes, ideas, conceptos que se arraigaron a tal grado que no te concibes a ti misma sin ellos. Son los que más cuesta trabajo vencer, pero el chiste es empezar con algo y avanzar. Cuando empiezas a romper miedos y barreras, lo notas en tu entorno: empieza a cambiar todo, la gente te trata mejor, te dan cumplidos, te das cuenta que vas avanzando. La vida así es. Ninguna es perfecta, vas construyendo la versión de ti misma que quisieras, pero esto no se hace de la noche a la mañana: hay que trabajar diario y recordar todos los días cuánto vales.
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