Jaco Nel estaba jugando un buen día con su perro Harvey, un coker spaniel, cuando notó un arañazo en su mano. El hombre tuvo la mala suerte de que el perro le fuera a lamer justo después y justo en la herida. La fatal concatenación de esos dos momentos le cambió la vida para siempre. Nel sufrió un choque séptico. Perdió sus piernas, dedos y acabó desfigurado de la boca y la nariz. No murió, pero estuvo muy cerca.
La septicemia es una de las principales causas de muerte por infección en el mundo. Aunque Nel no falleció si que tuvo diversas complicaciones a nivel físico y a nivel emocional. Tiene problemas para hablar por la desfiguración de su cara, sus riñones fallaron así que tuvo que hacer diálisis y estuvo en coma unos cinco días cuando llegó al hospital. Además, tuvo que sacrificar a su perro para prevenir que infectara a otras personas porque no se podía curar.
“Supe desde casi el principio que acabaría perdiendo las piernas y los dedos, pero no estaba seguro de lo que le pasaría a mi cara. Perdí la punta de la nariz y mis labios tienen cicatrices. Me cuesta hablar y también tengo dificultades para comer”, explica el doctor.
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Nel ha relatado cómo empezó notando los síntomas de una gripe. A las pocas horas empezó a sentirse cada vez más confuso y desorientado. Cuando su pareja llegó a casa se lo encontró en un estado terrible y llamó a los servicios de emergencia.
“Cuando me desperté tuve un shock al ver que tenía prácticamente el cuerpo entero negro: la cara, las manos, las piernas, debido a los daños en los tejidos causados por la coagulación anormal de la sangre, que es algo que pasa por el choque séptico”, explica a la BBC.
Además de todos los síntomas físicos que le dejó aquel lametón fatal, Nel también tuvo que gestionar lo que le estaba sucediendo a nivel emocional. Sentía ira, se sentía deprimido y llegó a pensar que no lo podría soportar. Pero con el tiempo y ayuda de sus amigos y familiares consiguió salir adelante. Ahora, el británico vive con las consecuencias de lo que parecía un pequeño arañazo, y acabó complicándose.
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Según la OMS, la septicemia se produce cuando el sistema inmunológico se sobrecarga y esto provoca una respuesta ante una infección que impide la coagulación de la sangre de forma normal. Esto provoca pequeños coágulos que cortan la circulación y bajan la presión sanguínea.
El diagnóstico temprano es clave para la recuperación de la septicemia. Si se trata al principio se disminuye el riesgo de muerte. Pero es complicado identificar los casos de septicemia ya que los síntomas varían mucho y se pueden confundir con gripe u otras infecciones.
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