Idealistas, graciosos, impacientes, frustrados, aislados, a veces. Los niños superdotados son un mundo que debemos comprender mejor, por su bien y por el de nosotros
Un análisis reciente conducido por investigadores del programa de la Universidad de Duke para identificar talentos, determinó que agrupar a los niños con ciertas habilidades puede aupar su desarrollo cognitivo. En otras palabras, las aptitudes de los niños superdotados deben ser canalizadas y estimuladas en un ambiente apto.
Los autores del estudio revisaron casi un siglo de investigaciones y concluyeron que los estudiantes se benefician si los posicionan en una clase con sus pares.
Esto, a veces, puede significar que los profesores asignen tareas especiales a cierto grupo de alumnos superdotados si la estructura académica no permite la separación.
Según los investigadores, aquellos que el sistema les reconocía haciéndoles saltar un grado o entrando a la universidad más temprano, tenían mejor desempeño que sus compañeros, por mucho.
Pero, ¿cómo identificar a un niño superdotado?
Hay características que pueden hacer que debas consultar a un psicopedagogo o profesional en la materia, si estás ante un caso parecido.
Por ejemplo, los niños «intelectualmente dotados» (término que usan los investigadores), tienen un sentido del humor marcado y particular.
Este sentido del humor puede ser gentil u hostil. En muchos casos se convierten en «el payaso de la clase» buscando atención, reconocimiento y/o aceptación.
También, tienen estándares idealistas. Muchas veces contemplan metas que pueden parecer irrealizables, se pueden mostrar intolerantes con los demás y son muy autocríticos.
Los niños superdotados son “intensos”. Tienen una especie de apuro que puede resultar disruptivo, se frustran con la inactividad y muestran sentimientos muy fuertes.
Entonces sí, ser sensible puede ser una señal. También el exceso de energía, muchas veces mal diagnosticado como trastorno.
Son muy conscientes, a veces se aíslan socialmente y tienen la carga introspectiva de sentirse diferentes. También esto puede manifestarse en un tardío crecimiento emocional.
Además, son impacientes. Les puede molestar percibir lentitud de las personas a su alrededor y se aburren fácilmente (aunque esto sea una característica muy repetida en los niños de hoy).
Les interesa y disfrutan las actividades que consideran intelectualmente retadoras. Puede ser difícil para ellos ser superdotados, ya que ciertos adultos los consideran irrespetuosos.
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Ahí hay un trabajo que hacer por parte de las personas en su entorno y no confundir irrespeto con curiosidad, por ejemplo.
Este es más abstracto pero igual de importante: tienen facilidad para conceptualizar y un flexible proceso de pensamiento.
Según el estudio, a los niños superdotados se les facilita concebir el mundo, lo que puede llevarlos a rechazar lo que ya está establecido de cierta manera. Por eso el famoso mito de los niños corrigiendo a los profesores: sí, también es una señal.
También que les fastidie la imposición cronológica de las tareas, ya que saben cómo funciona el mundo. Es normal que lo cuestionen.
Sabiendo esto, la idea es impulsar estas pequeñas mentes para que alcancen todo su potencial y no encasillarlos en los caminos comunes que le pueden funcionar a cualquier niño.
Por algo les dicen “superdotados”.
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