La ‘resaca del introvertido’ existe, y así es cómo funciona

Ser una persona introvertida no siempre es agradable, y mucho menos sencillo de llevar. Si lo eres, seguro que en alguna ocasión te habrás enfrentado a tus dificultades para relacionarte o encajar en determinados momentos o contextos sociales. Y después de esas situaciones probablemente te hayas sentido exhausto, exprimido, y también culpable. Puede que incluso hayas pensado que hay algo que está genuinamente mal en ti,  que te hayas sentido “tarado” al compararte con los demás. Pero no. Simplemente estás experimentando la llamada ‘resaca del introvertido’.

Si eres una persona girada hacia adentro, sabes seguro de lo que estamos hablando. Pero si no es así, aquí va un intento de describir esa resaca emocional específica de quienes se distinguen por su inclinación hacia el mundo interior.

 

¿Qué es la ‘resaca del introvertido’?

Como explican en la comunidad de introvertidos Introvert, Dear, una persona introvertida tiene una reserva de energías para la vida social más limitada que la persona extrovertida. Cuando las circunstancias le obligan a hacer más uso de éstas reservas, alcanza un punto en el que no se siente bien ni a gusto con su entorno. Entonces es cuando llega la sobreestimulación que desencadena la ‘resaca del introvertido’. Esa resaca suele venir acompañada de sentimientos de rechazo hacia uno mismo.

La resaca del introvertido puede llegar en distintas situaciones. Por ejemplo, tienes la intención de ir a un evento durante 2 horas y terminan siendo 4. Solo habías pensado en invertir 2 horas de energía en sociabilizar, y acabas entrando en déficit de energía. Ya no tienes fuerza para afrontar el momento cómo hace el resto. Además, esa sensación tiene más probabilidad de producirse si uno no tiene suficiente tiempo para estar solo y recargar sus baterías mentales.

 

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A quienes nunca hayan experimentado esta clase de sentimientos, la descripción de la resaca del introvertido puede sonar a un simple bajón de energía, pero la realidad es que se trata de un fenómeno con sintomatología y repercusiones físicas y mentales. La sobreestimulación puede provocar pitidos en el oído, visión borrosa, sudoración de las manos e, incluso, hiperventilación.

 

 

El peor juez de uno mismo

En estas situaciones de resaca y sobreestimulación social, el entorno deja de ser lo que parecía y, de repente, aparecen barreras alrededor de uno mismo que hacen que todo parezca más difícil de lo que realmente es.

Es en ese momento cuando el introvertido escucha su voz interior. Una voz que no resulta muy agradable porque solo dice cosas fatídicas tipo: “No eres divertido. Que malo eres en la vida social. La gente piensa que eres un raro o un soso o un aburrido…”.

 

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En esos momentos el introvertido se compara con el resto, les ve reír y divertirse, y vuelven las preguntas. “¿Por que no puedo sonreír y relacionarme? ¿Por qué no puedo ser ‘normal’?”. Esta batería de mensajes solo le hacen sentir peor y, en consecuencia, hacen que tenga aún más dificultades para salir ileso de esta crisis.

Y las cosas todavía van a peor cuando los demás perciben que algo no va bien y quieren saber lo que ocurre. “¿Por qué estás tan callado?”. “¿Estás molesto?”. “¿Te encuentras bien?”. Ante estas simples preguntas, el mundo del introvertido se derrumba y su cuerpo de llena de angustia al pensar: “¡Se han enterado! ¡Me gustaría explicar lo que siento pero ni yo mismo sé describirlo!”.

El introvertido sabe que es una sensación irracional pero no es capaz de detener ese proceso mental. La situación le supera y lo mejor es salir de la conversación lo más rápido posible para apartarse de todo y volver a estar a salvo.

 

La única forma de curar la resaca social

Por contradictorio que parezca, la mejor solución para remediar la resaca del introvertido es la soledad. Un pequeño intervalo de tiempo, de 30 minutos o una hora, conversando con los propios pensamientos, puede ser útil para entender qué sucede y volver a ser uno mismo.

Si te has sentido identificado al leer estas líneas, lo único que necesitas para superar tu próxima resaca es concederte espacios que te permitan estar a solas contigo por un rato. Tiempo para recargarte. Así podrás enseñar a los demás tu hermoso y verdadero yo.

 

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