Hay algo de Kevin en todos nosotros
Kevin Berling padece ataques de ansiedad y no quería que le organizaran una fiesta de cumpleaños en el trabajo. Así se lo comunicó a su jefe, en un laboratorio médico en Kentucky, Estados Unidos.
Pero sus colegas no sabían de la solicitud y planearon una celebración sorpresa a la hora de la comida. Kevin se enteró previamente del festejo, sufrió un ataque de pánico y prefirió pasar ese momento solo en su auto.
Al día siguiente, fue llamado para una reunión con dos supervisores que lo cuestionaron sobre su “comportamiento sombrío” del día anterior. El resultado: un ataque de pánico.
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Kevin fue despedido tres días después, vía correo electrónico, porque según sus empleadores, representaba una amenaza para la seguridad de sus colegas en el laboratorio.
Protección legal
Todo esto ocurrió en 2019, pero ahí no terminó la historia. Un mes después, Kevin demandó a la empresa por discriminación por discapacidad. Y ahora, en 2022, un jurado le dio la razón: ordenó indemnizarlo con 450 000 dólares, un monto que corresponde en parte a los salarios y prestaciones perdidas, pero en su mayoría es una compensación por la vergüenza y pérdida de autoestima que le causaron.
La compañía sostiene que Kevin había mostrado un comportamiento violento cuando lo despidieron y buscará revertir el veredicto. Los abogados de la empresa describieron que Kevin apretó los puños, se puso rojo y le ordenó a sus supervisores callarse. El abogado de Kevin asegura que él sólo estaba usando una técnica para intentar controlar su ataque de pánico, en la que cierra los puños y los acerca a su pecho, como abrazándose.
Hoy, Kevin trabaja en una escuela y dice que sus ataques han disminuido. ¿Qué piensas sobre su historia?
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