Los consejos sobre cómo descansar bien o cuántas horas es necesario dormir para ser productivos al día siguiente pueden llegar a agobiarnos más que el propio insomnio. En Silicon Valley, la obsesión por economizar las horas de sueño lleva a muchos trabajadores a dormir solo cuatro horas por la noche y siestas de 20 minutos a lo largo del día. En París, Hugo Mercier, un ingeniero en Ciencias de la Computación, ha creado unas bandas para la cabeza que a través de ondas de sonido inducen al sueño.
Pero, ¿qué dice realmente la ciencia sobre cuánto y cómo es saludable dormir?
Un nuevo estudio publicado en la revista científica European Heart Journal – Digital Health ha determinado que acostarse entre las 10 y las 11 de la noche se asocia con un menor riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca. La investigación se basa en los datos recogidos de más de 88.000 participantes de Reino Unido.
“El cuerpo tiene un reloj interno de 24 horas, llamado ritmo circadiano, que ayuda a regular el funcionamiento físico y mental”, apunta el director del estudio, el doctor David Plans, profesor de la Universidad de Exeter. “Los resultados sugieren que es más probable que acostarse más tarde o más temprano que lo que nos marca el reloj corporal tiene consecuencias adversas para la salud cardiovascular”.
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Alrededor del 80% de la población estaría programada genéticamente para sentir sueño en “esa hora dorada” y despertarse más o menos ocho horas más tarde, entre las 6 y las 7 de la mañana. La explicación es que para mantenernos saludables debemos dormir sincronizados con nuestros ritmos circadianos naturales y en sintonía con las horas de luz y oscuridad.
El ciclo de sueño comienza entonces cuando las pulsaciones son más bajas, sobre las 10 de la noche. Después, la activación de nuestro cuerpo con la salida del sol nos despertará cuando esté listo para comenzar el día.
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Plans también advierte que “el momento de más riesgo para irse a dormir teniendo en cuenta la salud cardiovascular es después de la medianoche, porque se reducen las horas que vemos la luz del día”.
En contraste, el estudio demuestra que un porcentaje de personas minoritario tiene unos ciclos de sueño distintos a los recomendados. La salud cardiovascular de estos individuos, llamados “búhos”, no se vería resentida por ir a dormir tarde ni levantarse a las 11 de la mañana.
En definitiva, lo importante será escuchar al cuerpo y hacerle caso a la hora en la que aparecen los bostezos. Lo saludable es siempre irse a dormir cuando el sueño apremia.
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