Nombrada así por la forma de su cuerpo, la medusa de caja tiene tentáculos cubiertos de trampas conocidas como nematocysts; unos pequeños dardos cargados de veneno.
Aquellas personas y animales lo suficientemente desafortunadas como para encontrarlas pueden sufrir graves consecuencias. Entre ellas, parálisis, ataque al corazón e incluso la muerte. Todo tras solo unos minutos de ser ‘picado’.
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Pero no te asustes y le huyas a la playa por el resto de tu vida. De las más de 50 especies de medusa de caja que existen, también llamadas avispas del océano, solo unas pocas tienen un veneno letal para humanos.
Han sido halladas en aguas costeras de todo el mundo, pero tienen variedad en cuanto a su peligro. Las más peligrosas son generalmente encontradas en la región Indo-pacífica del océano y en el norte de Australia.
De hecho, la medusa de caja australiana se considera el animal marino más venenoso del mundo. Es la más grande de su especie, con tentáculos que pueden llegar a los 3 metros de largo.
Notablemente, estas medusas pueden nadar en cualquier dirección, resistiendo la corriente hasta cierto punto.
También pueden ver, a diferencia de otros tipo de medusas. Y sus ojos tienen córnea, retina e iris, la última que, contrayéndose, les permite combatir la brillantez de la luz.
Su velocidad y capacidades elevadas lleva a muchos a pensar que son depredadores que se alimentan de peces pequeños y camarones.
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