VIDA

8 señales respaldadas por la ciencia de que eres más listo de lo que piensas

No soportas la presión. Te reconcome la sensación de existir siempre a dos pasos de distancia —siempre dos pasos por debajo— de tus mejores expectativas. Te miras en el espejo de amigos, examigos, conocidos y conocidos de amigos y piensas que no estás a la altura. Que la elocuencia que tú querrías, las ideas que tú querrías, las mejores notas, los mejores sueldos y los ascensos siempre son cosa de otros. Y claro, cada cuatro días, tú de bajón.

Si te pasa, tranquilo. Lo primero es recordar que compararse con los demás para buscar las taras propias es un hábito extremadamente tóxico, un torpedo directo a la autoestima. Porque los éxitos no son necesariamente reflejo de las capacidades. Y porque, además, ¿compararías a un pájaro con un pez?

Pues eso. No tiene sentido. Así que deja de medirte todo el puto rato. Y luego, para reanimar ese amor propio tan herido, ahí va un consejo: date un buen baño de ciencia.

Sí, la ciencia “seria” también puede servir como material de “autoayuda” con su puntito añadido de humor. Porque la ciencia le está gritando al mundo lo especial que eres. ¿Mediocre tú? Deja de subestimarte. Solo tienes que buscar algunas de estas señales que indican lo contrario.

Vamos, que el que no se consuela… es que no conoce estos estudios.

1. Si eres alto, eres más listo de lo que piensas

Haber salido alargado, así tirando a bigardo, no solo sirve para darte golpes con los marcos de las puertas o ayudar a las abuelas a coger esas galletas saladas que siempre ponen en los estantes altos del supermercado. Según este estudio de Princeton, las personas más altas que la media suelen conseguir puntuaciones más altas en las pruebas de inteligencia.

2. Si estas delgado, eres más listo de lo que piensas

A más grasa, menos luces. A más centímetros en la cintura, menos capacidad cognitiva. O eso dice un estudio conducido por investigadores de la Universidad de Toulouse en 2006. Y no es el único. Esta otra investigación de la Universidad de Glasgow concluyó que los niños de 11 años con puntuaciones más bajas en pruebas verbales y no verbales eran más propensos a ser obesos a la edad de 40 años. Si lo piensas, tiene sentido.

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3. Si no te distraes con facilidad, eres más listo de lo que piensas

La idea del cerebro multitarea tiene mucho de mito. Si alguien repite mucho esa expresión, desconfía. «Las personas más propensas a realizar múltiples tareas tienen la ilusión de que son mejores que la media en ello, cuando en realidad no lo son; incluso muchas veces son peores», asegura David Strayer en este estudio. Por contra, la gente capaz de concentrarse durante periodos largos de tiempo en una única labor, discriminando estímulos accesorios e ignorando las posibles distracciones, suelen puntuar más alto en los test de inteligencia.

4. Si eres de acostarte tarde, eres más listo de lo que piensas

¿Búho o alondra? Si eres de los segundos, tenemos una mala noticia: la ciencia dice que las personas más inteligentes tienden a estar levantados hasta más tarde. Irte a dormir a las tantas después de haberte tragado cinco capítulos seguidos de Stranger Things no te convierte en un genio, pero existen estudios que indican que las personas con altos cocientes intelectuales tienden a ser más noctámbulas, se acuestan más tarde y se levantan más tarde.

5. Si te gusta emborracharte, eres más listo de lo que piensas

Puede sonar contraintuitivo, pero existe una correlación positiva entre alcohol e intelecto. O lo parece. Hace ya unos años, el National Child Development Study en el Reino Unido y el National Longitudinal Study of Adolescent Health en EEUU encontraron que beber más de la cuenta era un reflejo de inteligencia. Los estudios cruzaron datos de inteligencia infantil y de hábitos de vida, y encontraron que, al entrar en la edad adulta, los niños más inteligentes tendían a beber más a menudo y en mayores cantidades que aquellos niños menos brillantes.

Y ojo, que lo mismo pasa con las drogas.

5. Si te adaptas bien a los cambios, eres más listo de lo que piensas

La gente con buen coco suele mostrarse más flexible y más abierta a los cambios. Simplemente se amoldan a lo que venga y ponen a funcionar sus destrezas en esos nuevos escenarios. La inteligencia tiene mucho que ver con las habilidades para aprender de la experiencia, para entender y adaptarse a nuevas situaciones, modificar nuestros comportamientos para lidiar con nuevos entornos o usar los conocimiento para alterar ese mismo entorno a nuestro favor. Ya lo decía Bruce Lee: «Se amorfo, moldeable, como el agua».

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6. Si estás abierto a nuevas experiencias, eres más listo de lo que piensas

Einstein dijo aquello de “Yo no tengo talentos especiales, solo soy un apasionado curioso”. Pues eso. Este estudio publicado el año pasado en Journal of Individual Differences sugiere que existe una correlación clara entre la inteligencia medida en la infancia y lo abierta que una persona está a probar cosas nuevas en la adultez. Todo tipo de cosas.

7. Si disfrutas de estar solo, eres más listo de lo que piensas

Varios trabajos científicos apuntan a que, a partir de un cierto nivel de interacciones, existe una relación inversamente proporcional entre la tendencia a socializar y la felicidad de las personas con altos coeficientes intelectuales. Este estudio encontró que las personas extremadamente inteligentes son menos felices cuanto más tiempo pasan con amigos, porque a partir de un cierto umbral tienen la sensación de estar perdiendo el tiempo. Ya sabes, esas cañas por rutina para hablar cada dos días de casi las mismas cosas, como que no. Mejor pasar un buen rato con uno mismo que un rato meh en compañía de otros.

8. Si sabes lo poco que sabes, estás en el buen camino

«Yo solo sé que no se nada», que dice el saber popular (parafraseando a Platón). Sin llegar a esos extremos, lo cierto es que la gente con la cabeza bien amueblada suele tener menos reparos a la hora de decir un “no lo sé” o un “ni idea”, alto y claro, cuando se ven expuestos a cuestiones con las que no están familiarizados. La cosa también funciona al revés. Este clásico estudio de Kruger y Dunning, publicado en 1999 en Journal of Personality and Social Psychology, respalda la idea de que las personas menos inteligentes tienen a sobreestimar sus capacidades cognitivas. Si te crees muy listo, malo.

 

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pgadmin
Tags: humor

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