El 8 de octubre, ‘Diablo IV’ recibió su primera expansión, ‘Vessel of Hatred’, que continúa los acontecimientos del juego base de Blizzard.
El contenido de pago aporta un nuevo acto narrativo ambientado en una nueva región y añade una clase de personaje y más actividades.
Pero, ¿está la expansión a la altura del excelente historial de contenidos adicionales que dejó el predecesor de la franquicia, ‘Diablo III’?
La historia de ‘Vessel of Hatred’ comienza donde lo dejó la campaña del juego base: con Neyrelle en posesión de la Piedra de las Almas que contiene a Mefisto, el Señor del Odio.
Nosotros, el Viajero, debemos buscarla y ayudarla a superar la influencia del poderoso demonio, que no sólo ha torturado a la joven aventurera, sino que también ha dejado un rastro de muerte allá por donde pasa.
Por eso partimos hacia Nahantu, una nueva región formada por selvas y bellas construcciones inspiradas en las culturas de los pueblos maya y azteca.
Allí conocemos a personajes que forman parte de la nueva clase Natispirit, guerreros que tienen una conexión única con los espíritus y un gran respeto por todos los seres.
En general, la campaña ‘Vessel of Hatred’ ofrece una buena dosis de drama y tragedia, con giros y sorpresas difícilmente predecibles.
Un punto de la historia que me ha gustado, pero que creo que podría haberse explorado mucho más, está relacionado con la Catedral de la Luz, que emprende una sanguinaria caza de Neyrelle.
La corrupción, la obsesión y la brutalidad del movimiento religioso hablan directamente del pasado de la humanidad, cuando cualquiera corría el riesgo de ser perseguido y asesinado por los «defensores de la fe».
Neyrelle se ha convertido en uno de los personajes más interesantes de la franquicia, mientras que Eru, un anciano Natispírito, aporta profundos dilemas al grupo de héroes.
Toda la historia que rodea al Reino de los Espíritus también es intrigante.
Los jefes que encontramos a lo largo de la expansión son memorables, especialmente el último, que supuso mucho trabajo para mí.
Por cierto, fue en este punto cuando mi progreso se vio obstaculizado por algo muy grave: tras derrotar por fin al jefe final, apareció un mensaje de error en la pantalla durante un diálogo.
Me mandó al menú de inicio y me impidió cargar el archivo de guardado del personaje que estaba usando en la expansión.
Enseguida empecé a desesperarme.
Al fin y al cabo, los puntos de guardado en ‘Diablo IV’ son automáticos, lo que significa que el siguiente punto de control sólo se produciría después del diálogo que seguía a la pelea.
Tras reiniciar el juego, descubrí que había perdido algo más de una hora de progreso. Tuve que rehacer muchas batallas, incluida la última que tanto trabajo me costó.
Es difícil encontrar las palabras para describir tanta frustración. Absolutamente, ningún jugador quiere pasar por eso.
Por desgracia, este es el tipo de error grave que parece haber ocurrido mucho en el juego base de 2023, pero que aún parece persistir en la expansión.
Antes, incluso de haber terminado la campaña del ‘Vessel of Hatred’, ya tenía la certeza de que el Natispírito se había convertido en una de mis clases favoritas de Diablo.
Creo que la razón principal es que su jugabilidad es similar a la del Mago (que, a su vez, es mi clase favorita de cualquier RPG), pero con sus propias particularidades.
Al igual que el Mago, el Natispírito tiene habilidades elementales, pero éstas están ligadas a los cuatro Guardianes Espirituales: Jaguar (tipo de daño fuego), Gorila (físico), Águila (eléctrico) y Ciempiés (veneno).
Como cada Guardián tiene características diferentes, la nueva clase ofrece una gran variedad de combinaciones y estilos de juego para todos los gustos, aunque conserva mucha agilidad y se centra en el combate cuerpo a cuerpo (y esta es la principal diferencia con el Mago).
En mi caso, opté por mezclar las habilidades del Águila y el Ciempiés, que resultaron excelentes para el control de áreas y para acabar con varios oponentes a la vez, pero no tan potentes contra los jefes.
Usé el Sobrevuelo del Águila para arrastrar y atrapar a los enemigos cercanos en una zona, lo que facilitó el uso del Glagelo del Ciempiés, que inflige daño venenoso, asusta y ralentiza a los rivales, y el Trampero del Águila, que inflige un 300% de daño eléctrico.
También puedes mejorar los poderes de los Guardianes seleccionando dos habilidades pasivas en la Sala de Espíritus.
Y si te arrepientes de una build, puedes rehacerla por el coste de unas pocas monedas (algo que incluso te animo a hacer, ya que hay montones de combinaciones divertidas para la clase).
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Además de la campaña principal, Vessel of Hatred también trae nuevas actividades y misiones secundarias en Nahantu, incluyendo nuevas mazmorras y fortalezas.
Al tratarse de una nueva región, los jugadores también se enfrentan a criaturas exclusivas de Nahantu que varían según cada subregión del mapa.
Para los jugadores que busquen mayores desafíos en el final del juego, la expansión trae la actividad cooperativa Ciudadela Oscura, que lleva la batalla a una mazmorra dividida en tres alas individuales.
Es una de las tareas más difíciles del juego, pero también una de las más gratificantes. Cada semana, al completarla por primera vez, ganarás equipo poderoso y exclusivo de Ciudadela Oscura.
Pero quizá mi nueva actividad favorita fue la Ciudad Subterránea de Kurast, que aporta un formato diferente y mucho más frenético a la exploración de mazmorras.
Y cuando digo frenética, es porque absolutamente cada segundo dentro cuenta.
Hay un tiempo limitado para explorar los pisos y completar los desafíos, pero el reloj puede alargarse si acabas con los enemigos adecuados.
Una novedad útil que trae ‘Vessel of Hatred’, sobre todo para los jugadores en solitario, es la posibilidad de reclutar PNJ (personajes no jugables) mercenarios.
Son cuatro en total: Raheir, Aldkin, Varyana y Subo.
Ellos también ganan puntos de experiencia que pueden utilizarse para formar un pequeño árbol de habilidades. Vale la pena reclutar y probar a los cuatro mercenarios para ver cuál se adapta mejor a tu estilo de juego.
Por último, cabe mencionar que el nuevo equipamiento que viene con Natispírito es precioso, con conjuntos con diseños inspirados en las culturas maya y azteca.
A pesar de sus méritos, Vessel of Hatred no es una expansión absolutamente imprescindible como lo fue Reaper of Souls para ‘Diablo III’.
Pero si disfrutaste de la experiencia en el juego base y quieres volver a Santuario, seguro que no te arrepentirás de haber invertido tiempo en el nuevo contenido.
Es probable que el Natispírito sufra algunos ajustes de equilibrio en las próximas semanas para acabar con las builds extremadamente poderosas, pero eso no le quitará la diversión a la clase.
De hecho, diría que la clase por sí sola es una buena razón para convencer a los jugadores de ‘Diablo IV’ de que jueguen a la expansión.
La campaña, aunque satisfactoria, me pareció demasiado corta, con una duración de unas 10 horas si te centras en las misiones principales.
Sin embargo, el gancho que dejó el final fue lo suficientemente increíble como para entusiasmarme con el futuro del juego.
Hasta entonces, seguiré centrándome en el contenido del juego final.
‘Diablo IV: Vessel of Hatred’ está disponible para PC, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One y Xbox Series X/S. Debes tener el juego base para acceder a la expansión.
Consulta los precios de las ediciones en sus respectivas plataformas:
PC (a través de Battle.net) y PlayStation
Diablo IV – Pack de expansión (incluye juego base): R$ 319,90
Diablo IV – Vessel of Hatred (solo expansión): R$ 179,90
Diablo IV – Vessel of Hatred – Edición Deluxe: R$ 279,90
Diablo IV – Vasija de odio – Edición definitiva: R$ 399,90
Xbox
Diablo IV – Pack de expansión (incluye juego base): R$ 349,90
Diablo IV – Vessel of Hatred (sólo expansión): R$ 179,90
Diablo IV – Vessel of Hatred – Edición Deluxe: R$ 279,90
Diablo IV – Vessel of Hatred – Ultimate Edition: R$ 399,90
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