“Desgraciadamente durante los últimos años he estado trabajando en el Canal Uno y haciendo propaganda del Kremlin, y ahora estoy muy avergonzada de ello”.
Ahí la tienes, colándose en el plano del informativo de las noches del Canal 1, uno de los principales noticieros de la televisión estatal rusa, con una pancarta casera en la que expresa su oposición a la invasión de Rusia a Ucrania. “NO A LA GUERRA. Detengan la guerra. No creas la propaganda, aquí les cuentan mentiras. Rusos contra la guerra”. Eso es lo que dice el cartel.
La mujer es Maria Ovsyannikova, trabajadora de ese mismo canal. Poco antes de su acción, Ovsyannikova publicó en sus redes un vídeo en el que expresa sin ambages su opinión sobre la guerra. “Lo que está ocurriendo ahora en Ucrania es un crimen, y Rusia es el país agresor, y la responsabilidad de esta agresión recae en la conciencia de una sola persona. Este hombre es Vladimir Putin”. A continuación, explica que su padre es ucraniano y su madre rusa.
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Mea culpa
En su vídeo, Ovsyannikova también expresa su pesar por haber contribuido, desde su posición como editora del Canal Uno, a la maquinaria propagandística estatal.
“Desgraciadamente durante los últimos años he estado trabajando en el Canal Uno y haciendo propaganda del Kremlin, y ahora estoy muy avergonzada de ello. Es una vergüenza que haya permitido decir mentiras desde las pantallas de televisión, vergüenza que haya permitido hacer zombies al pueblo ruso. Me avergüenza haber guardado silencio en 2014, cuando todo esto estaba empezando. No fuimos a las manifestaciones cuando el Kremlin envenenó a Navalny, nos limitamos a observar en silencio este régimen antihumano y ahora el mundo nos ha dado la espalda para siempre, y otras diez generaciones de nuestros descendientes no podrán evadir la vergüenza de esta guerra fraternal. Somos gente rusa, pensante e inteligente, y solo está en nuestro poder detener toda esta locura. ¡Vayan a los mítines y no tengan miedo! No pueden reubicarnos a todos”.
Amigos de Ovsyannikova han confirmado a OVD-Info (un grupo independiente de vigilancia de las protestas por los derechos humanos en Rusia) que la mujer se encuentra actualmente detenida en el Departamento de Policía de Ostankino en Moscú.
Su acción le puede costar hasta 15 años en la cárcel.