Taras Ostapchuk es un marinero ucraniano de 55 años que trabajaba como ingeniero en el yate de Alexander Mijeev, un empresario ruso que se dedica a la venta de material militar para el Gobierno de Vladímir Putin.
Cuando Taras vio en internet las imágenes de un misil ruso atacando un edificio de viviendas en Kiev, decidió tomar una decisión: vengarse.
Así que entró a la sala de máquinas y abrió algunas válvulas para que el yate se hundiera.
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La embarcación, llamada Lady Anastasia, estaba anclada en Port Adriano, un puerto de superyates en Mallorca, España. Es un barco de 48 metros cuadrados con capacidad para 10 personas en cinco camarotes. Está valuado en 8 millones de dólares y Ostapchuk había trabajado en él durante 10 años.
El marinero evacuó a las personas que se encontraban en él, y abrió las válvulas, y aunque sufrió daños en la sala de máquinas, la nave no se hundió.
“Hace dos días vi en internet una información sobre un ataque con misil en un edificio de viviendas en Kiev y yo vivo en un edificio muy parecido en la ciudad, muy parecido. Esa información fue muy fuerte y me pregunté a mí mismo: ¿Qué debo hacer, seguir trabajando o luchar por mi país? Decidí que mi país es más importante que mi trabajo”, señaló el marinero.
Ostapchuk se entregó voluntariamente a la policía y dijo que no estaba arrrepentido de su acción.
«El dueño de este barco es un delincuente que se gana la vida vendiendo armas que ahora matan ucranianos», señaló el marinero.
Estuvo detenido, pero posteriormente, un juez lo dejó en libertad. Ahora, Taras afirma que volverá a Ucrania para unirse a la lucha en contra de Rusia.
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