La noticia ha saltado hace solo una horas. Un preso encerrado en la cárcel de Valdemoro, en Madrid, ha aprovechado una salida cultural para fugarse y no cumplir, por tanto, su condena. En concreto, estaba de visita en el museo Thyssen -Bornemisza situado en el Paseo del Prado de la capital española. Esta es la información que se desprende hasta el momento por las fuentes sindicales a la agencia Europa Press.
El interno tiene 35 años y cumplía el segundo grado penitenciario. Es habitual que en este modalidad los presos realicen algunas salidas junto a sus compañeros.
Lo que ocurre con tanta frecuencia es que aprovechen para escaparse. El grupo fue hasta allí en un autobús y después un rato caminando. Durante la primera parte de la visita al museo Thyssen, el recluso pidió simplemente ir al baño y, tras recibir un sí, aprovechó el momento para huir corriendo de allí.
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«Es de complexión fuerte y bajo de estatura», han comunicado desde la Agrupación de Cuerpos de Administración Penitenciaria sobre el preso que se encuentra en paradero desconocido todavía. «Cumplía condena en un módulo de respeto del centro penitenciario, estaba clasificado en segundo grado de tratamiento y todavía le quedaba bastante tiempo para cumplir su condena».
Por supuesto, se trataba de una salida autorizada por el centro penitenciario, pero no estaban solos. Dos terapeutas de una ONG que trabaja en este tipo de acciones eran los responsables de su cuidado. «El interno cumplía condena en uno de los mejores módulos del centro y trabajaba en los talleres, un puesto que desean la mayoría de los presos, y al que sólo acceden los que tienen buen comportamiento, dado que en la prisión no hay trabajo para todos», explican estos encargados, sorprendido por lo ocurrido.
El Museo Thyssen-Bornemisza tiene un valioso fondo artístico, por ello junto con el Prado y el Reina Sofía, se han convertido en lugares habituales para estas excursiones culturales.
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