Por décadas, Sam Amidon ha explorado las profundidades de la música folk tradicional, llevando consigo una inquietud creativa que trasciende las fronteras de géneros y estilos. Ahora, con Salt River, su última entrega, el músico oriundo de Vermont y afincado en Londres reinventa lo conocido con la ayuda de sintetizadores, baterías electrónicas y guitarras eléctricas. Este disco no solo marca un cambio de sello discográfico hacia River Lea, sino también un nuevo capítulo en su carrera, en colaboración con el saxofonista y productor Sam Gendel.
“Este álbum es una hoguera, pero la hoguera está alrededor del sintetizador de Sam Gendel”, dice Amidon en entrevista exclusiva para PlayGround, quien compara el proceso creativo con un viaje por su memoria, filtrada por los Gendel y el percusionista Philippe Melanson. Salt River se grabó en casa de Gendel en Los Ángeles, donde el trío trabajó como un engranaje perfecto para dar nueva vida a diez canciones que van desde baladas tradicionales de los Apalaches hasta relecturas de Lou Reed, Yoko Ono y Ornette Coleman.
La piedra angular de Salt River es “I’m On My Journey Home”, una pieza proveniente de la tradición coral shape-note de Nueva Inglaterra. Amidon la descubrió escuchando una grabación del Denson Quartet de los años 20, y quedó cautivado por su toque de blues. “Fue la primera canción que grabamos”, menciona. En el álbum, esta interpretación hipnótica se transforma en un juego de texturas electrónicas que encapsula la esencia del proyecto: reinventar el pasado desde el presente.
El disco también incluye reinterpretaciones radicales como “Big Sky” de Lou Reed, que adquiere tintes de Arthur Russell con sintetizadores fluorescentes y guitarras eléctricas, o “Friends And Neighbours” de Ornette Coleman, donde ritmos electrónicos y una atmósfera alegre evocan una celebración comunal. “Estas versiones rinden homenaje a lo que yo llamo los ‘ancianos’ de la música experimental”, comenta Amidon. “Lou, Yoko y Ornette son figuras que, como los mayores en la música folk, pasan su legado a las siguientes generaciones.”
La colaboración con Sam Gendel marcó un punto de inflexión para Amidon. Ambos se conocieron hace más de una década en Los Ángeles, donde Gendel lideraba una residencia de jazz. Desde entonces, su amistad ha evolucionado hacia una sociedad artística cimentada en la experimentación. “Mis discos anteriores siempre se inspiraron en la música folk tradicional”, dice Amidon. “Pero esta vez quise alejarme de los instrumentos tradicionales y trasladar esas historias ancestrales a un mundo completamente nuevo, lleno de sintetizadores y baterías electrónicas. Fue un proceso de redescubrimiento.”
Ver esta publicación en Instagram
El tracklist de Salt River incluye desde “Golden Willow Tree”, una balada de los Apalaches, hasta “Three Five”, una reimaginación de un himno tradicional. Cada canción refleja una exploración por el pasado y el presente, ofreciendo una nueva perspectiva sobre lo que significa hacer música folk en el siglo XXI.
Mientras Amidon sigue ampliando los límites de su arte, también se mantiene conectado con sus raíces. “La verdadera magia surge cuando encuentras el equilibrio entre la maestría y el espíritu de principiante”, concluye. Con Salt River, Amidon no solo ha encontrado ese equilibrio, sino que ha creado una obra que es a la vez un tributo y una declaración de intenciones.