Kamala Harris podría hacer historia en caso de que logre ganar las elecciones y se convierta en la primera mujer presidenta de EE.UU.
El camino de su campaña fue contra el tiempo y ocurrió luego de que Joe Biden renunciara a su candidatura y le diera su respaldo para que enfrentara a Donald Trump en las urnas y tuviera la posibilidad de llegar a la Casa Blanca como posible mandataria.
Los constantes errores en los discursos y estado de salud de Biden en los últimos meses generaron una gran presión. Las críticas se enfocaron en sí el actual mandatario de 81 años estaba en las condiciones físicas y mentales para enfrentar una campaña presidencial.
Esto llevó a varios sectores del Partido Demócrata a cuestionar la viabilidad de tener a Biden como su candidato para enfrentar a Donald Trump en las elecciones de este 5 noviembre.
Además, los republicanos en cabeza de Trump también aprovecharon esta situación criticando que Joe Biden no era apto para asumir un nuevo periodo presidencial.
Los rumores de que Biden iba a dar un paso al costado se hicieron realidad cuando el presidente anunció que renunciaba a su candidatura. Sin embargo, Biden no solo anunció su retiro sino que también le dio respaldo a su vicepresidenta Kamala Harris para que lo reemplace en esta contienda electoral.
De esta forma, le pidió a los demócratas «unirse» y apoyar a Harris como la candidata presidencial para «vencer a Trump».
La actual vicepresidenta no tiene una larga experiencia política como Biden. Su nombre tomó relevancia cuando en agosto de 2020 el entonces candidato demócrata Joe Biden la nombró como su fórmula vicepresidencial.
Fue así como Kamala Harris se convirtió en la primera mujer en la historia en ocupar la vicepresidencia de EE.UU. luego de que vencieran a Trump en los comicios de ese año.
Esta mujer, de origen afrodescendiente y asiático, nació en Oakland (California) y tiene 59 años.
Ella siempre se ha sentido orgullosa de la lucha por los derechos civiles de sus padres: un jamaiquino profesor de economía y una hindú tamil (fallecida) que investigaba el cáncer de mama.
Harris estudió en la Universidad de Howard, una institución educativa donde la mayoría de sus graduados son personas afrodescendientes.
Esta demócrata está casada desde agosto de 2014 con Douglas Emhoff, abogado y padre de dos hijos.
Desde 1990 hasta 1998 se desempeñó como fiscal de distrito adjunta en el condado de Alameda (California).
En 2003 Harris derrotó a Terence Hallinan y se convirtió en la Fiscal de Distrito en el condado de San Francisco.
En 2010 fue elegida como la Fiscal General de California, convirtiéndose en la primera mujer afroamericana en ocupar este cargo.
Su labor como fiscal fue destacada y en 2014 fue reelegida. Ella se definió a sí misma como una “fiscal progresista” con posiciones muy claras frente a temas tan controvertidos como el matrimonio gay y la pena de muerte.
Tres años más tarde Kamala Harris fue elegida senadora por el estado de California, liderando proyectos de garantías para los inmigrantes.
En enero de 2017 juró el cargo en el Senado donde se convirtió en la primera mujer con orígenes en el sur de Asia y en la segunda senadora negra de la historia.
Tras ganar protagonismo dentro del Partido Demócrata, decidió postularse como candidata a la presidencia en 2020. Sin embargo, abandonó su aspiración durante las primeras elecciones primarias y tiempo después anunció su apoyo a la candidatura de Joe Biden.
La vicepresidenta Kamala Harris podría escribir una nueva página en la historia de Estados Unidos si consigue llegar a la presidencia.
El apoyo de Biden y de un amplio sector del Partido Demócrata podría allanarle el camino para conseguirlo.
Sin embargo, el sistema electoral estadounidense es complejo y por eso su prioridad fue recibir la nominación demócrata.
Lo cierto es que el reto de enfrentarse a Donald Trump en unas elecciones no es nada fácil en medio de un país polarizado y un mundo cada vez más complejo.
Los demócratas estuvieron en una lucha contra el tiempo porque en menos de tres meses tuvieron que nombrar su nuevo candidato luego de la renuncia de Joe Biden.
Kamala Harris ya contaba con un amplio apoyo y algunos de sus posibles contendores terminaron anunciando su respaldo.
Por ejemplo, los gobernadores de California, Michigan, Illinois, Minnesota, Wisconsin y Maryland que sonaban en la baraja de aspirantes le dieron su apoyo.
Una persona cercana a la vicepresidenta reveló que Harris habló durante más de 10 horas con unos 100 líderes demócratas, entre congresistas, gobernadores y otras personas de este sector.
El nivel de apoyo fue aumentando. El expresidente Bill Clinton y su esposa Hillary, ex secretaria de Estado, fueron unos de los primeros en darle su respaldo.
La candidatura de Kamala Harris oxigenó unas elecciones que iban a disputar dos políticos de edad avanzada e impopulares entre muchos votantes.
De hecho, este cambio de candidato obligó al equipo de Trump a replantear su estrategia de campaña que se enfocó en mostrar a Biden como un anciano «torpe» e «ineficiente».
Curiosamente, estos argumentos podrían devolvérsele a Trump en estas elecciones porque Harris es casi 20 años menor que él.
Biden ya había sido elegido como candidato y ahora los demócratas tendrán que hacer una campaña exprés. El principal objetivo es convencer a gran parte de los 250 millones de estadounidenses en edad para votar de que Harris es la mejor opción.
De esta forma, Kamala hizo una campaña en menos de 100 días en donde logró la nominación, eligió a Tim Walz como su compañero de fórmula y espera haber convencido a gran parte de los estadounidenses que puede dirigir los destinos de su país.
Los libros de historia estarán esperando si escriben una nueva página para registrar el nombre de la primera mujer que podría ganar la presidencia de EE.UU.
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