En todo el mundo se impusieron restricciones por la llegada del nuevo coronavirus. Sin embargo, las medidas para frenar la pandemia condicionaron los derechos de las mujeres y las minorías. La organización Amnistía Internacional alertó en un informe la frágil situación que atraviesan estas comunidades en distintos países del mundo.
«Las medidas para responder al coronavirus han incrementado las desigualdades», recalcó Agnès Callamard, secretaria general de esta organización.
«Los gobiernos están instrumentalizando la crisis sanitaria para avanzar en sus propias agendas y han abandonado a los sectores más vulnerables de la población», agregó.
En este sentido, el informe de Amnistía Internacional hace hincapié en el impacto económico que generó la pandemia para los trabajadores informales en todo el mundo. También señala que las ayudas económicas han sido muy limitadas y poco eficaces a lo largo del mundo.
Amnistía Internacional señala en el informe que los derechos sexuales de las mujeres y las minorías se vulneraron en mayor proporción durante estos meses de pandemia. Así, la violencia de género y la violencia intrafamiliar se agravó. Estas comunidades tienen los mayores obstáculos para recibir protección por culpa de las restricciones de movilidad que aparecen con los confinamientos.
Muchas víctimas quedaron aisladas en casa con sus maltratadores, sin canales para denunciar de manera anónima los abusos que estaban sufriendo, ni mecanismos para recibir ayuda. Como agravante, las mujeres están «sobrerepresentadas» en la economía informal, en el sector servicios y en las profesiones sanitarias.
Como consecuencia de la covid-19, la situación laboral de las mujeres se complicó. Según un informe de la CEPAL, la crisis económica de la región “está afectando negativamente la ocupación y ha aumentando la precarización de las condiciones laborales”.
En el caso de las mujeres, esto representa un retroceso de más de 10 años en su participación en el mercado laboral, según el organismo internacional.
La pandemia no solo limitó los derechos de las mujeres y las minorías. También generó complicaciones para la comunidad de migrantes. La ya precaria situación de millones de personas refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo ha empeorado con la crisis sanitaria.
El informe de Amnistía Internacional señala que se paralizaron los suministros vitales para migrantes y refugiados. Además, se levantaron más y nuevos controles fronterizos. Esto generó que cientos de miles de migrantes queden atrapados en centros de acogida que muchas veces no tienen buenas condiciones de higiene.
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La organización resaltó la situación en Uganda, el país con el mayor número de personas refugiadas en África: 1,4 millones de personas. Este país que cerró inmediatamente sus fronteras al inicio de la pandemia y no hizo excepciones con los solicitantes de asilo que trataban de entrar al país. Como consecuencia más de 10 mil personas quedaron bloqueadas en su frontera con la República Democrática del Congo.
«Los gobiernos han tendido a centrarse en sus propios ciudadanos y han desatendido a esas poblaciones que ya eran extremadamente vulnerables al no tener la nacionalidad de los países en los que viven», indicó Callamard. Además subrayó que los centros de refugiados han sido «deplorablemente abandonados a su suerte».
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