Era noche de sábado. Millie Taplin había quedado con amigos para salir a divertirse. Fueron al club MooMoo, en Southend, Essex (Inglaterra). Allí su noche de fiesta se convirtió en pesadilla.
En un vídeo divulgado en redes por su madre, Claire Taplin, se ve a la joven en la camilla de un hospital. “Cuando llegué estaba completamente rígida, sus manos eran como garras”, cuenta Claire. “Lo que me destruyó fue que ella sabía lo que estaba pasando, pero estaba paralizada. Cuando trataba de comunicarme con ella podía ver que estaba allí, intentaba mirarme a los ojos, pero no podía hablar”.
Según el relato de sus amigos, todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. Cuentan que un conocido del grupo se acercó a Millie mientras estaban en el club. “Prueba esto”, le dijo. “Es vodka y limonada”.
A los pocos minutos comenzó a sentirse mal.
“Tomé un par de sorbos de la bebida y fui a la zona de fumadores. Regresé y sentí que había bebido demasiado, y luego salí para vomitar”, ha relatado la joven a medios británicos. Pronto fue incapaz de hablar o caminar. “Comencé a perder la sensibilidad en mis manos y pies. Luego mis manos empezaron a bloquearse”. Al poco tiempo Millie también perdió la visión.
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Los amigos de la joven llamaron a su hermana mayor, Sadie, de 28 años, para contarle lo que estaba pasando. Juntos la llevaron al hospital más cercano.
“Tomó dos sorbos de aquella bebida y no le gustó porque era muy fuerte. Entre cinco y diez minutos después se sintió enferma, quería salir”, cuenta la madre. “Ella le dijo a sus amigos: ‘Me han drogado’. Sabía que no estaba borracha, sabía que no estaba bien. No podía ver, no podía caminar”.
Millie Tauplin estuvo en ese estado durante aproximadamente cuatro horas. “Sabía todo lo que estaba pasando”, confirma la joven. “Podía responder a la gente en mi cabeza, pero no podía articular palabra. Fue realmente aterrador. Mi cabeza estaba allí, pero mi cuerpo no lo estaba. Nunca me había sentido así. No quiero volver a pasar por eso nunca más. Fue horrible”.
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Claire ha compartido el vídeo de su hija con la esperanza de que sirva de advertencia y ayude a que otras mujeres jóvenes tomen conciencia de los peligros de la sumisión química. Asegura que pensó mucho en si debía o no subir el vídeo a redes sociales. Al final decidió que hacerlo público era lo correcto.
“Por muy perturbador que sea, si esto salva a una niña, sólo a una, entonces valdrá la pena compartirlo”, cuenta. “Nada puede prepararte para ver esto”.
La madre ha compartido otro detalle que hace que la experiencia de Millie resulte aún más traumática: era la primera vez que la joven salía de clubbing tras alcanzar la mayoría de edad.
“Por favor, sean cuidadosos cuando salgan. Mi hija fue muy afortunada porque sus amigos actuaron correctamente”.
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