Marina Ovsyannikova se ha convertido, para muchos, en la nueva heroína contra la mordaza informativa en Rusia. Con su insólita aparición el lunes durante uno de los principales noticieros de la televisión estatal rusa, Ovsyannikova se ha colocado en el centro de la discusión sobre la censura y la propaganda alrededor de la invasión de Ucrania.
Por si aún no estás enterado, esto es lo que pasó:
Ovsyannikova, que trabaja como editora en el Canal 1 (Piervy Kanal) de la televisión estatal rusa, irrumpió en mitad de los informativos en directo del canal con una pancarta contraria a la guerra. “NO A LA GUERRA. Detengan la guerra. No creas la propaganda, aquí les cuentan mentiras. Rusos contra la guerra”. Eso es lo que decía el cartel.
Tras la acción, los medios de comunicación en Rusia se han visto obligados a difuminar el cartel en sus informaciones debido a las estrictas normas de censura que prohiben usar palabras como “guerra”, “ataque” o “invasión”.
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Amigos de Ovsyannikova han relatado en declaraciones a The Guardian que la periodista lo tenía todo planeado desde hacía días. El medio británico ha tenido acceso a conversaciones privadas de chat en las que Ovsyannikova detalla a una persona de su confianza lo que tenía pensado hacer. La invasión de Ucrania llevaba semanas haciendo mella en el ánimo de la periodista, cuenta esa persona. Sentía que debía hacer algo. Y lo hizo.
La amiga, que conoce a Ovsyannikova desde hace años, la describe como una “mujer de gran corazón” que “realmente se preocupa por la gente, por sus amigos”. “Al mismo tiempo, como alguien que ha estado trabajando para el estado, tenía mucho miedo del sistema y de perder la vida que construyó. Hasta anoche”, añade.
Poco antes de su acción, Ovsyannikova grabó un vídeo de apenas un minuto explicando las razones de su protesta. Sabía que acabaría detenida.
“Lo que está ocurriendo ahora en Ucrania es un crimen, y Rusia es el país agresor, y la responsabilidad de esta agresión recae en la conciencia de una sola persona. Este hombre es Vladimir Putin”, dice Ovsyannikova en el vídeo, en el que explica que su padre es ucraniano y su madre rusa.
Ovsyannikova también expresa su pesar por haber contribuido, desde su posición como editora del Canal 1, a la maquinaria propagandística estatal.
“Desgraciadamente durante los últimos años he estado trabajando en el Canal 1 y haciendo propaganda del Kremlin, y ahora estoy muy avergonzada de ello. Es una vergüenza que haya permitido decir mentiras desde las pantallas de televisión, vergüenza que haya permitido hacer zombies al pueblo ruso. Me avergüenza haber guardado silencio en 2014, cuando todo esto estaba empezando. No fuimos a las manifestaciones cuando el Kremlin envenenó a Navalny, nos limitamos a observar en silencio este régimen antihumano y ahora el mundo nos ha dado la espalda para siempre, y otras diez generaciones de nuestros descendientes no podrán evadir la vergüenza de esta guerra fraternal. Somos gente rusa, pensante e inteligente, y solo está en nuestro poder detener toda esta locura. ¡Vayan a los mítines y no tengan miedo! No pueden reubicarnos a todos”.
El acto de protesta de Ovsyannikova ha sido aplaudido por figuras de la oposición rusa y líderes occidentales. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, también agradeció a la editora su valor en un discurso a través de un vídeo. “Estoy agradecido con aquellos rusos que no dejan de intentar transmitir la verdad. A los que luchan contra la desinformación y dicen la verdad, los hechos reales, a sus amigos y seres queridos”, dijo Zelenski. “Y personalmente a la mujer que entró al estudio de Channel One con un cartel contra la guerra”.
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En las horas inmediatamente posteriores a su aparición en pantalla, amigos de Ovsyannikova confirmaron a OVD-Info que la mujer estaba detenida en el Departamento de Policía de Ostankino en Moscú. Poco después perdieron su rastro durante casi 24 horas.
Amigos y simpatizantes temían lo peor. Sospechaban que Ovsyannikova podría estar enfrentando presiones para retractarse o que los fiscales podrían estar preparando cargos penales graves contra ella. Los medios estatales rusos también informaron que el poderoso comité de investigación había abierto un caso en su contra.
Los abogados pasaron gran parte de la noche recorriendo los recintos policiales locales para encontrarla. Finalmente Ovsyannikova reapareció el martes por la noche ante un tribunal de Moscú junto al abogado Anton Gashishky.
“Estos fueron de hecho algunos de los días más difíciles de mi vida”, dijo a los periodistas después de la breve audiencia. “Estuve dos días sin dormir. Me interrogaron durante más de 14 horas. No me permitieron comunicarme con mi familia ni me brindaron asistencia legal. Estaba en una posición bastante difícil”.
Según la BBC, la periodista ha sido acusada de “organizar un evento público sin autorización”. Deberá pagar una multa de 30.000 rublos (250 euros) por violar las leyes de protesta al manifestar públicamente su oposición a la guerra. La condena no se refiere a su irrupción en el set de Canal 1, sino a la declaración en vídeo que hizo antes de la protesta.
La multa es una sentencia relativamente leve para un acto de protesta como el suyo. El Kremlin había sugerido que Ovsyannikova había violado las leyes sobre vandalismo, que pueden conllevar una sentencia de hasta ocho años en prisión. Aún es posible que los fiscales presenten cargos más duros contra ella. Esos cargos podrían incluir “difundir información falsa conscientemente” sobre el ejército de Rusia, lo cual resultaría en una sentencia de 15 años de cárcel. Los abogados de Ovsyannikova y grupos de derechos humanos creen, sin embargo, que la persecución criminal es menos probable después de la audiencia del martes.
“Todavía hay riesgos de que se abra un caso penal contra Ovsyannikova, pero las posibilidades de eso han disminuido drásticamente después de la multa que recibió hoy”, dijo Pavel Chikov, director de Agora International Human Rights Group. “El hecho de que ya haya recibido un castigo rápido indica que se ha tomado la decisión política de no seguir persiguiéndola”, opina.
Desde su puesta en libertad, Ovsyannikova se ha reafirmado en su mensaje. “Fue mi decisión contra la guerra. Tomé esta decisión por mi cuenta porque no me gusta que Rusia inicie esta invasión. Fue realmente terrible”, explicó Ovsyannikova a la BBC después de la audiencia.
El miércoles, en una breve entrevista telefónica con The Guardian, insistió en la misma idea: “No me arrepiento ni un poco de lo que hice. No me retractaré de una sola palabra. Estas son mis opiniones”. En una entrevista separada con Reuters, agregó: “Creo en lo que hice, pero ahora entiendo la magnitud de los problemas con los que tendré que lidiar y, por supuesto, estoy extremadamente preocupada por mi seguridad. La situación es muy tensa. Todo sigue desarrollándose frente a nuestros ojos. Estoy preocupada”.
El gesto de Ovsyannikova amenaza con provocar una reacción en cadena entre los periodistas rusos. La presentadora Lillia Gildeyeva dimitió al frente del programa Segodnya en el canal NTV, el tercero más visto en Rusia, poco después de de ver el extraordinario acto de desafío en Canal Uno. Otros periodistas destacados han dejado sus puestos en los medios estatales desde la protesta de Ovsyannikova.
Aun así, en redes ya han aparecido argumentos contrarios que vinculan la reivindicación de Ovsyannikova con la propia propaganda del Kremlin. Curiosamente, esos argumentos están siendo defendidos, sobre todo, desde el lado ucraniano.
Roman Hryshchuk, miembro del parlamento de Ucrania, difundió a través de su perfil de twitter una lista de argumentos que, a su parecer, cuestionan que la actuación de la periodista sea realmente espontánea y en favor de Ucrania. “Es muy posible que la propaganda rusa decidiera hacer esta actuación para influir en la opinión pública en la UE, el Reino Unido y los EE. UU. Para frenar las sanciones y comenzar la discusión sobre buenos rusos y malos rusos”, opina en el hilo.
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