El edificio de Daryna Sarig quedó bajo el ataque ruso y ella sólo buscaba un lugar seguro, así que se resguardó en el sótano.
La angustia la tenía devastada. Sus abuelos no tienen edad ni energía para escapar, y su padre tiene 53 años, una edad que lo obligaría a enlistarse en el servicio militar.
Los ánimos de Daryna estaban en el suelo y, cuando creyó que ya no podía más, apareció Marcel, un perro Spitz que estaba como ella: solo y nervioso.
El perro se acurrucó contra Daryna y ella sintió de inmediato que debía luchar por su vida y por la de su nuevo compañero. Ambos se dieron calor y contención.
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“Podíamos escuchar cohetes afuera, y yo estaba en el suelo cuando Marcel se me acercó. Estaba temblando, estresado y muy asustado. Pensé que moriríamos y que nuestro edificio se derrumbaría. Vino a mí, me tranquilizó. Si no fuera por él, no sé cómo lo habría logrado”, relató Daryna a The Mirror.
La mujer de 23 años contó al medio británico que el animal estaba solo y que probablemente fue abandonado por sus dueños.
“Marcel me salvó, así que ahora debo salvarlo. Tenía mucho miedo escondiéndome en el sótano de mi edificio, hacía frío y estaba completamente oscuro durante los dos días y sin mucha comida. En total, pasamos siete días allí”.
Después de esos días, viajaron en tren hacia Polonia buscar un nuevo hogar. La joven había dejado atrás la guerra, pero también a su familia.
Los dos llegaron a Varsovia, donde se encuentra la hermana de Daryna, de 17 años, y que estudia en Polonia.
“Ella siempre quiso un Spitz y aún no sabe que traje a Marcel. Ha estado tan preocupada por nuestra familia que esto será una sorpresa especial para ella”.
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