Los científicos han advertido que estos eventos históricos de olas de calor extremas en los polos podrían indicar un colapso climático más rápido y abrupto
Este fin de semana, los polos norte y sur informaron de temperaturas cálidas extremas que han alcanzado un récord nunca visto.
Los dos extremos de la Tierra, que actúan como sistemas de refrigeración de la tierra, se están calentando a la vez. Las mediciones de este último fin de semana muestran que tanto el Polo Sur como el Polo Norte han atravesado de manera simultánea temperaturas de hasta 40 ºC por encima de lo normal para esta época del año.
La base de investigación Concordia, la base de investigación más remota del mundo (se encuentra a una altitud de 9.800 pies en la Antártida), registró el viernes un récord de -11,5 grados Celsius (+11,3 Fahrenheit), tuiteó el investigador climático Stefano Di Battista ese día.
Según informó el Washington Post: “la Antártida oriental, donde se encuentra Concordia, generalmente informa temperaturas alrededor de -50 o -60 en esta época del año. Las temperaturas cercanas a cero o 10 grados centígrados constituyen una ola de calor masiva”, escribieron los investgadores en Capital Weather Gang en su informe el viernes por la noche.
The final high on 18 March in Concordia was -11.5 °C recorded at 04:27 UTC. It is the hottest value observed in manned stations of the Antarctic Plateau in 66 operational years
At Vostok on 19 March 06Z measured -31.0 °C. It looks normal but is lower than the old monthly record pic.twitter.com/EC02b9LjRG
— Stefano Di Battista (@pinturicchio_60) March 19, 2022
Mientras esto sucedía en la cara sur del planeta, las estaciones meteorológicas en el Ártico, en Noruega y Groenlandia, también registraron temperaturas 50ºC más cálidas que el promedio de estas fechas.
El Dr. Zachary Labe, investigador postdoctoral en ciencias atmosféricas en la Universidad Estatal de Colorado, estaba fijado en estos datos cuando recibió la noticia del calentamiento que estaba sucediendo también en el otro lado del mundo.
Alerta de los científicos
La noticia provocó un frenesí en Internet. Di Battista, quien publicó actualizaciones de la temperatura antártica en Twitter durante el fin de semana, calificó el evento de calentamiento como una “ola de calor bruta”.
El Dr. Jonathan Wille, investigador postdoctoral en meteorología polar en la Université Grenoble Alpes, tuiteó que temperaturas como esta “se supone que nunca suceden». “Esta ola de calor antártica definitivamente cambia lo que pensábamos que era posible para el clima antártico”, añadió.
Very glad to contribute to this article. This Antarctic heat wave definitely changes what we thought was possible for Antarctic weather https://t.co/uOESQfPGQN
— Dr. Jonathan Wille (@JonathanWille) March 19, 2022
Para los científicos, este aumento de temperaturas es una advertencia en mayúsculas.
El mundo se está calentando y no sólo en las regiones más frías de la Tierra. En los últimos dos años muchas regiones del mundo vivieron olas de calor intensas. Y es usual ver la palabra «récord» al lado de «altas temperaturas» o «inundaciones».
Pero estos niveles en las zonas más frías de la Tierra suponen una advertencia sobre la interrupción de los sistemas climáticos. Las consecuencias de que se calienten los lugares más fríos del planeta son devastadoras, que quedan resumidas en una consecución de eventos y fenómenos «naturales» que aceleran el colapso.
El hielo es un elemento altamente sensible. La emisión de gases de efecto invernadero está provocando ya no sólo el derretimiento, sino su oscurecimiento: al ser menos blanco, en lugar de reflejar la luz del sol, la absorbe y se genera un doble calentamiento.
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Temperaturas cíclicas
La Antártida (polo Sur) debería estar enfriándose después de su verano, que va desde finales de diciembre hasta la última semana de marzo. El Ártico (polo Norte), por su parte, debería estar saliendo de su invierno. Sin embargo, ambos extremos polares muestran un calentamiento simultáneo.
Ya en 2021, la primera parte del informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advertía que el cambio climático inducido por el hombre ha causado cambios inevitables en algunas partes del sistema climático de la Tierra y ha alterado los cambios cíclicos naturales de temperatura de la tierra.
Parece mentira pero la Antártida concentra el 90% del hielo del planeta y su tamaño es equivalente al de Europa. Además, el hielo no es el que nosotras nos imaginamos, es una capa de 2 km de espesor que se está derritiendo cada vez más rápido.
El calentamiento global tiene un impacto más agresivo en los polos que en otra áreas del planeta, lo que implica que la Antártica y Groenlandia se encuentran en grave riesgo.
El Polo Sur, de hecho, se ha calentado tres veces más que la media global desde 1989, según un estudio científico publicado el mes pasado. Y el verano ya saltaron las alarmas cuando el Ártico alcanzó el calor propio del mediterráneo (38ºC en pleno Polo Norte).
El glaciar de Thwaites
Los científicos también han estado vigilando de cerca la plataforma de hielo del este de Thwaites en la Antártida, que muchos llaman el «glaciar del Día del Juicio Final», apodado así porque es enorme y se está desmoronando.
El glaciar Thwaites es uno de los más grandes de la Antártida. Su área total es de 192.000 kilómetros cuadrados, similar a la de Gran Bretaña. Un tercio es la plataforma de hielo, capas flotantes de agua congelada.
El Thwaites es una de las principales barreras contra el aumento del nivel del mar en todo el mundo. El problema es que la plataforma de hielo se está resquebrajando cada vez más.
Concretamente, este se está haciendo más fino y pequeño, pierde hielo a un ritmo acelerado. La cuestión radica en la rapidez con la que se volverá inestable. El deshielo de este glaciar podría implicar una subida del nivel del mar de 65 centímetros. Pero si desaparece podría implicar una subida del nivel del mar de entre 2 y 3 metros, un aumento que sería catastrófico para las ciudades costeras.
Es importante entender que Thwaites tiene un papel crucial. Funciona como una suerte de muro que evita que otros glaciares de la Antártica Oeste se desprendan y derritan, pero los científicos temen que esto pueda cambiar.
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