La historia de Jang Yeong-jin, un desertor gay de Corea del Norte, se hizo popular a mediados de 2015 cuando celebró el lanzamiento de su libro ‘A Mark of Red Honor’ (‘Una marca de honor rojo’). El texto narra las memorias del escritor y se convirtió en un éxito de ventas en su momento. Sin embargo, su libro no cuenta el último capítulo de su vida: a sus 62 años encontró el amor en Estados Unidos.
Así lo reveló el escritor en una entrevista con la BBC. Allí después de 25 años de haber escapado de su natal Corea del Norte admite que pronto contraerá matrimonio con un estadounidense. No obstante, durante décadas su vida no fue un ‘cuento de hadas’.
Aunque hoy Jang Yeong-jin se va a casar con la persona que él dice es «el amor de su vida», tuvo que recorrer un largo camino para encontrar su ‘media naranja’. Desde muy joven, Jang no se sentía atraído por las mujeres y a los 27 años, en la noche de su boda, ratificó que su esposa no despertaba en él ningún tipo de atracción sexual.
«No podía poner un dedo sobre mi esposa«, recuerda en la entrevista el escritor antes de admitir que el matrimonio finalmente se consumó, pero los encuentros sexuales eran poco habituales.
Cuatro años más tarde, uno de los hermanos de Jang Yeong-jin recriminó al escritor por no haber tenido un hijo con su esposa. En ese momento, Jang le confesó que no sentía atracción física por las mujeres. Su hermano, con afán de ayudarlo y ante el desconocimiento en temas de orientación sexual en Corea del Norte, lo llevó al doctor para ‘curar su enfermedad’.
«Fui a muchos hospitales en Corea del Norte porque pensé que tenía algún problema. La homosexualidad no es un concepto en Corea del Norte», recuerda Jang.
El escritor fue internado durante un mes para curar lo que él creía era una enfermedad. Allí Jang Yeong-jin conoció personas con sus mismos ‘problemas’: hombres que no se sentían atraídos por mujeres.
«Descubrí que muchos habían tenido una experiencia similar: hombres que no podían sentir nada hacia una mujer. En Corea del Norte, si un hombre dice que no le gusta una mujer, la gente piensa que está enfermo«, agregó.
En declaraciones con la BBC la académica de Seúl, Kim Seok-hyang, ha manifestado que en las personas desertoras de Corea del Norte, el concepto de homosexualidad no existe. Esto lo ha podido comprobar durante múltiples entrevistas que ha sostenido con personas norcoreanas.
«Cuando les preguntaba sobre homosexualidad, les costaba entender. Así que tenía que explicarlo a cada persona», manifestó la académica.
Al final, Jang Yeong-jin salió bien librado de los exámenes médicos que le hicieron. No estaba enfermo y tampoco era feliz. Su esposa no vivía una vida plena junto a él. En ese momento tomó la decisión de huir de Corea del Norte.
En 1997 Jang Yeong-jin escapó a Corea del Sur arrastrándose por una zona desmilitarizada llena de minas, la cual divide las dos naciones. En su momento, todos los desertores eran interrogados por las fuerzas militares de Seúl para comprobar que no fueran espías.
Por más de cinco meses de interrogatorios, Jang se negó a admitir el motivo por el que había abandonado Corea del Norte. Una tarde no aguantó y confesó que «no le gustaban las mujeres». En ese momento fue liberado y le aconsejaron visitar un psicólogo.
Para ese entonces, también Corea del Sur se tenía poca conciencia sobre las distintas orientaciones sexuales. Jang Yeong-jin negó los consejos de asistir al médico y comenzó una nueva vida.
Un año más tarde el escritor recuerda que vio una revista donde había un artículo de hombres gay. El escrito estaba ilustrado con una escena de una película estadounidense donde dos hombres se estaban dando un beso. En ese momento el desertor se convenció de su verdadera orientación sexual.
«Cuando vi aquello, supe enseguida que era ese tipo de persona. Por eso no me gustaban las mujeres», recordó Jang Yeong-jin.
En 2004, luego de enamorarse de un hombre en un bar gay de Seúl, Jang Yeong-jin fue estafado. La persona de la que se enamoró perdidamente lo convenció de darle todos sus ahorros y pertenencias para formar una vida juntos. Nunca más lo volvió a ver.
Desde entonces el desertor gay de Corea del Norte perdió la fe en el amor hasta que en 2020 conoció a Ming-su en un sitio de citas. Cuatro meses más tarde Jang Yeong-jin viajó a Estados Unidos a conocer a esa persona que se le había metido en el corazón desde la distancia.
La primera impresión del escritor sobre Ming-su no fue la mejor. Su forma de vestir desaliñada no le agradó en un principio al desertor gay de Corea del Norte. No obstante, se tuvo que quedar en Estados Unidos cuando la pandemia del coronavirus se intensificó. El confinamiento despejó todas las dudas de Jang.
«Cuanto más le conocía, más podía ver su buen carácter. Aunque es ocho años menor que yo, es el tipo de persona que primero se preocupa por los demás», manifestó el hombre.
Luego de dos meses de vivir juntos, Ming-su le propuso matrimonio a Jang Yeong-jin. Sin pensarlo dos veces su respuesta fue afirmativa.
«Siempre me sentía miedoso, triste y solitario cuando vivía solo. Soy muy introvertido y sensible, pero él es una persona optimista. Somos el uno para el otro», agregó el escritor.
Aunque en la actualidad Jang Yeong-jin está viviendo los mejores años de su vida, su felicidad no es completa. El escritor recuerda con tristeza el impacto negativo que tuvo su deserción para su familia en Corea del Norte.
Varios de los familiares del desertor gay de Corea del Norte fueron exiliados a una aldea remota y fría del país asiático. El motivo de su destierro se debió a que los allegados de Jang Yeong-jin fueron considerados desleales al régimen.
Seis de los familiares del escritor norcoreano murieron de hambre, incluida su madre y cuatro de sus hermanos. La única forma que tiene Jang de lidiar con la culpa que siente es la escritura.
«Siempre que pienso en mi familia es muy doloroso para mí, por eso decidí escribir. Pienso que es la única manera en que puedo compensarle», sentenció.
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