Habrá impuesto mínimo global. Tras el acuerdo del G7, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha anunciado un acuerdo con 130 países y jurisdicciones para establecer un impuesto mínimo sobre sociedades de “al menos el 15%”.
La medida está encaminada a gravar a empresas y plataformas digitales que logran evadir buena parte de sus impuestos gracias a estretegias de ingeniería fiscal que explotan su presencia en países donde las obligaciones tributarias son más laxas. Se estima que ese suelo tributario global podría generar más de 125 mil millones de euros en ingresos fiscales adicionales anualmente.
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Las nuevas reglas sobre dónde se gravan las mayores multinacionales trasladarían los derechos impositivos sobre más de 84 mil millones de euros de ganancias a los países donde se obtienen las ganancias, manifestó la OCDE tras la reunión.
«Con un impuesto mínimo global establecido, las corporaciones multinacionales ya no podrán enfrentar a los países entre sí en un intento por reducir las tasas impositivas. Ya no podrán evitar pagar su parte justa ocultando las ganancias generadas en Estados Unidos, o en cualquier otro país, en jurisdicciones con impuestos más bajos», manifestó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un comunicado.
Esta nueva tasa impositiva se aplicaría a las compañías que facturasen a partir de 750 millones de euros a nivel mundial, así como las multinacionales con más de 20 mil millones de euros en ingresos globales y con unos margenes de beneficios de más del 10%. Tanto las empresas extractivas (petroleras o mineras) como las de servicios financieros regulados quedarían exentas de esta normativa. Una normativa que, según la OCDE podría aprobarse en octubre y ser efectiva en 2023.
El objetivo de esta reforma es dividir el derecho a gravar sus ganancias de manera más equitativa entre países, ya que, el comercio digital ha permitido que grandes empresas de tecnología contabilizaran sus ganancias en naciones con impuestos mucho más bajos sin importar dónde se haya generado el dinero.
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A pesar de que la OCDE se ha mostrado optimista de cara a la posible aprobación de un impuesto mínimo de sociedades global, – ya que han logrado el apoyo de más de un centenar de países- todavía quedan algunas naciones reticentes a esta nueva medida. Este es el caso de algunos países de la Unión Europea con una tasa impositiva baja como Irlanda, Estonia y Hungría. También, otros países de fuera de la UE están en desacuerdo con la implantación de esta reforma fiscal mundial, como por ejemplo, Perú, Barbados, San Vicente y las Granadinas, Sri Lankam Nigeria y Kenia.
En el caso de Irlanda, aunque su ministro de Finanzas, Paschal Donohoe, dijo que «no estaba en posición de unirse al consenso» para aprobar la nueva medida, también agregó que trataría de encontrar un resultado que pudiera apoyar.
Por su parte, en la Unión Europea el acuerdo requerirá la aprobación de una ley, muy probablemente durante la presidencia francesa del bloque en la primera mitad de 2022, y eso requerirá el respaldo unánime de todos los miembros de la UE. Por eso, algunos de los partidarios de la nueva reforma están tratando de convencer a aquellos países que todavía se resisten a apoyar el impuesto mínimo de sociedades global. Un claro ejemplo de ello es el Ministro de finanzas Francés, Bruno Le Maire que instó a quienes todavía la idea no les convence a «que hagan todo lo posible para unirse a este acuerdo histórico que es ampliamente apoyado por la mayoría de países».
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