Venezuela tendrá una cita el próximo domingo en donde Edmundo González enfrentará a Nicolás Maduro en unas elecciones marcadas por el escepticismo.
Este diplomático de 74 años en realidad no esperaba enfrentar al hombre que durante más de una década ha tenido el poder en Venezuela.
Hasta hace unas semanas compartía con sus nietos y vecinos, pero este rol de abuelo tuvo que cambiarlo de la noche a la mañana al convertirse en el candidato de la oposición a la presidencia de forma inesperada.
De esta forma, este político tuvo que cambiar su apacible terraza en donde disfrutaba de las aves tropicales y la compañía de sus nietos por unos camiones destechados, los micrófonos y las luces de campaña.
Todo se dio cuando la líder de la oposición María Corina Machado fue inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia, por lo que el chavismo se quitó a la principal competidora de Maduro.
Ella se había convertido en un dolor de cabeza para el oficialismo porque vencía a Maduro en todas las encuestas. Sin embargo, al sacarla del camino la oposición quedó sin candidato porque los demás aspirantes también fueron vetados.
Fue así como, sin buscarlo, Edmundo González Urrutia asumió este papel y se convirtió en la esperanza de millones de venezolanos que quieren que las cosas cambien en su país.
«Nunca, nunca, nunca había pensado estar en esta posición… Esta es mi contribución a la causa democrática… Yo hago esto con desprendimiento, como una contribución a la unidad», dijo en una entrevista.
Su postulación en principio era temporal, lo que se conoce en Venezuela como «candidato tapa» de la coalición Plataforma Unitaria, que había elegido a Machado en unas primarias.
El candidato recuerda que se encontraba en su casa y recibió una llamada un sábado en horas de la tarde para ir a firmar una carta para el Consejo Nacional Electoral.
«Cuando escuché mi nombre dije: ‘Pero aquí hay otra cosa distinta’. A mí me llamaron para firmar una carta y lo que estoy oyendo es un comunicado donde se está poniendo mi nombre como tapa para conservar la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática», explicó.
Sin embargo, lo que nadie sabía era que esa carta lo iba a convertir en el candidato de la oposición.
Para ese entonces era un desconocido. Ramón Guillermo Aveledo, exsecretario de la MUD, lo retrató como «un venezolano decente, demócrata y servidor a la República».
Edmundo González nació en La Victoria, una pequeña ciudad a unos 110 kilómetros de Caracas donde en 1812 se desarrolló una de las batallas más heroicas de la guerra de independencia.
Él vivió y estudió allí hasta que se trasladó a la capital para comenzar la universidad. Se graduó en Estudios Internacionales en la prestigiosa Universidad Central de Venezuela (UCV) para luego ingresar a la Cancillería.
En el despacho que tiene en su casa destaca un cartel con una frase en latín: «Verba volant, scripta manent».
«Trabajé con un embajador que me dijo: ‘Tú tienes que tener un logro más en la vida. Que todo lo que hagas, todo lo escrito, queda, y las palabras vuelan'», dijo sobre el significado de esa frase.
En realidad, nunca ha tenido una experiencia en concentraciones y así se ha evidenciado en los actos de campaña a los que asistió en los últimos meses.
Es por eso que no se le da hablar ante las multitudes que se concentran en todos los municipios y estados que visita porque ven en él una oportunidad de cambio.
De esta forma, suele leer sus discursos en un tono monótono y muy rara vez improvisa. Prefiere que las cámaras y los micrófonos apunten a Machado.
Ella si cuenta con un desbordante carisma y en realidad es el alma de la campaña porque se echó esta campaña al hombro. Las encuestas de hecho lo dan ganador por amplia ventaja pero detrás de todo esta María Corina.
El analista José Toro Hardy lo describe como «la antítesis del chavismo, del madurismo y del politiquero tradicional».
«Es un hombre culto, honesto, familiar, sin dobleces y sin pizca de populismo», escribió Toro Hardy.
Este hombre es autor y compilador de algunos libros sobre Venezuela y sus relaciones internacionales.
Entre su colección se destacan libros como ‘La anatomía del poder’, de John Kenneth Galbraith, ‘El choque de civilizaciones’, de Samuel Huntington, y ‘China’, de Henry Kissinger.
Como diplomático, vivió en Bélgica y en Estados Unidos. Fue embajador en Argelia (1994-99) y en Argentina (1999-2002). Aunque residió muchos años fuera de Venezuela, insiste en que conoce bien al país.
Delsa Solórzano, una de las responsables de la campaña opositora, lo considera «un hombre inteligente e íntegro».
En el otro bando, desde el poder, lo cuestionan por su edad, dificultades de movilidad y cierto temblor. En contraste se enfrenta a la agilidad de Maduro, que a sus 61 años salta y baila en sus actos de campaña.
Edmundo González ha sabido moderar el discurso opositor con llamados a la reconciliación y menciones a posibles amnistías en aras de una transición pacífica en Venezuela.
Su actitud y sus palabras le permiten ahora ser más que el simple «presta nombre» de Machado.
Es así como el denominado ‘abuelo de la resistencia’ se asume como candidato pleno en consonancia con su lema de campaña: «Edmundo para todo el mundo».
Las elecciones están marcadas por el temor y la incertidumbre. El chavismo lleva 25 años en el poder y Maduro enfrenta los comicios más difíciles para este movimiento.
Los sondeos favorecen a González, que tras ser «ungido» por María Corina Machado, enfrenta el reto más grande de su vida.
El ambiente en las calles es evidente y la oposición se ha volcado atendiendo al llamado de millones de venezolanos que claman por un cambio.
Aunque muchos saben que estas elecciones en Venezuela difícilmente podrían ser libres o justas, existe una oportunidad para poder elegir un nuevo gobierno e intentar cambiar el rumbo de su país.
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