A primera vista, Roopkund es solo uno más de los miles de pequeños lagos glaciares que hay repartidos por la superficie del planeta. No es especialmente grande ni está situado en un entorno especialmente vistoso. Si lo ves fotografiado desde cierta distancia, nada te haría pensar que estás ante un lago especial. Pero lo es.
Cuando uno rasca bajo su superficie helada, Roopkund esconde una particularidad inquietante: durante las pocas semanas del año en las que no está helado, el lago deja ver en su interior los huesos de cientos de esqueletos humanos. De ahí su sobrenombre, Skeleton Lake. El lago de los esqueletos.
El lago está situado a unos 5.020 metros de altura, en la vertiente india del Himalaya, y tiene unos cuarenta metros de diámetro. Las primeras informaciones sobre los restos óseos se remontan al siglo XIX, pero el interés internacional no se desató hasta que un guarda del Parque Nacional de Nanda Devi descubrió los huesos en 1942.
Hasta la fecha se han encontrado en Roopkund restos óseos de entre 600 y 800 individuos. El gobierno indio promociona el destino en sus folletos turísticos como el ‘lago del misterio’. Y lo cierto es que, después de medio siglo de estudios sobre el lugar, los antropólogos siguen haciéndose hoy las mismas preguntas que el primer día:
¿Quién era toda esa gente?
¿Cuándo y cómo murieron?
¿De dónde venían y cómo acabaron en esa remota laguna alpina?
En 2004, una expedición de arqueólogos estimó que todos los cuerpos de Roodpkund estaban vinculados con un único cataclismo y encontró reminiscencias de aquel suceso en una leyenda local.
En las aldeas de la zona se canta una canción popular que cuenta que la diosa Nanda Devi creó una tormenta de granizo “duro como el hierro” que mató a todo el que trataba de abrirse paso a través del lago. Según el relato popular, el rey de Kanauj, Raja Jasdhaval, su esposa, Rani Balampa, y una amplia comitiva de sirvientes iban en peregrinaje al santuario de Nanda Devi, cuando su comportamiento disoluto desató la ira de la deidad. Nanda Devi los habría aniquilado con una ventisca de granizo de magnitud apocalíptica hace unos 870 años. El análisis de algunos huesos en Roodpkund encontró impactos compatibles con una tormenta de esas características.
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Otra hipótesis sugiere que algunos de los restos pertenecen a soldados indios que intentaron invadir el Tíbet en 1841 y fueron rechazados. Los militares se habría visto obligados a encontrar un camino de vuelta a casa a través del Himalaya y acabaron sucumbiendo a las inclemencias en el viaje.
Existe una tercera hipótesis que sugiere que Roodpkund puede ser una suerte de “cementerio” donde fueron enterrados los cadáveres de todas las víctimas de una epidemia.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature añade nuevas capas de complejidad al asunto y amplia su misterio.
Los primeros estudios de los esqueletos de Roodpkund mostraron que la mayoría de los individuos tenían “una estatura superior a la media”. La mayoría eran adultos de mediana edad, de edades comprendidas entre los 35 y los 40 años. No había niños. Todos mostraban, en general, buena salud.
Esos primeros estudios asumían, como hemos comentado, que todos los esqueletos pertenecían a un mismo grupo de gente que murió en un único incidente desastroso en el siglo IX. Pero el nuevo estudio, llevado a cabo durante 5 años por 28 científicos de 16 instituciones de India, Estados Unidos y Alemania, sugiere que todas esas conclusiones previas podrían ser falsas.
El equipo responsable del estudio, liderado por el genetista David Reich, de Harvard, y Niraj Rai, del Instituto de Paleociencias Birbal Sahni en Lucknow (India), ha analizado ADN extraído de 38 esqueletos de Roopkund. Y sus resultados revelan que, a diferencia de lo que se creía, los cuerpos son genéticamente diversos y pertenecen a personas que murieron separadas por siglos de distancia.
Además, procedían de regiones separadas por miles de kilómetros.
“Esto cambia drásticamente toda explicación que se base en un solo evento catastrófico”, explica Eadaoin Harney, coautora del estudio. “Aún no está claro qué ocurrió en el lago Roopkund, pero ahora podemos estar seguros de que las muertes de esas personas no pueden explicarse como resultado de un único acontecimiento”.
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Las dataciones de radiocarbono de los restos muestran que un primer grupo, formado por 23 individuos, murió entre los siglos VII y X. El análisis genético, por su parte, demuestra que todos ellos están relacionados con los actuales habitantes de la India, pero que no formaban parte de una misma población.
Los investigadores identificaron un segundo grupo formado por 14 individuos que habrían fallecido alrededor del año 1800. El análisis de sus restos arrojó un dato sorprendente: su ADN revelaba que su herencia genética pertenece al Mediterráneo oriental. Más concretamente, su ascendencia resultó ser “estrechamente cercana” a la de los habitantes de la isla de Creta, en Grecia.
La pregunta es obvia: ¿qué hacían hace dos siglos 14 viajeros del Imperio Otomano a 5.000 metros de altura en una remota laguna del Himalaya?
La opción más razonable sería pensar que se trataba de descendientes de los guerreros que conquistaron la región en tiempos de Alejandro Magno. Sin embargo, el análisis genético no muestra las mezclas que se deberían haber producido durante más de un mileno en la India.
El estudio identificó, además, un tercer grupo compuesto por un solo individuo, cuya ascendencia parece estar en el sudeste asiático.
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Como ves, el nuevo estudio, lejos de resolver nada, añade complejidad al enigma de El lago de los esqueletos. O como dice Niraj Rai: “Nuestro estudio profundiza el misterio de Roopkund en muchas maneras”. Eso sí, también permite descartar algunas especulaciones acerca de la procedencia de los individuos de Roopkund.
Por ejemplo, desde los años 50 del siglo pasado, una teoría local afirmaba que los esqueletos habían sido dejados por el ejército en fuga del general Zorawar Singh Kahluria, quien fue asesinado en un intento de invasión del Tíbet en 1841. Pero el hecho de que la proporción entre hombres y mujeres sea tan similar (23 hombres y 15 mujeres) convierte en improbable que se tratara de una expedición militar.
Los estudios genéticos tampoco encontraron rastros de ningún patógeno antiguo que apoye la tesis de que fue una epidemia la que causó las muertes.
De momento, ya lo ves, la laguna Roopkund no va a perder un ápice de su misterio. Los científicos creen que parte de los cuerpos que se amontonan en el lugar son el resultado de una “muerte masiva durante un evento relacionado con la peregrinación”. Pero, ¿cómo acabó la gente del Mediterráneo oriental en ese remoto lago en la montaña más alta de India? Parece improbable que toda esa gente de Europa viajara hasta Roopkund para participar en una peregrinación hindú.
“Estamos sorprendidos por ver tanta actividad humana, pero nuestros estudios no pueden responder a por qué fueron allí”, sentencia Rai. “Todavía estamos en busca de respuestas”.
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