Seguro que cuando oyes hablar de terremotos o sismos piensas en sacudidas bruscas y pasajeras que duran entre algunos segundos y, a lo más, un par de minutos. Los más comunes se producen por la actividad de fallas geológicas o por la fricción entre placas tectónicas. La mayoría de las veces esos eventos son repentinos y producen vibraciones que se pueden sentir en la superficie. Pero hace relativamente pocos años, se descubrió la existencia de los ‘terremotos lentos’ gracias a la invención de nuevas tecnologías como el GPS.
En estos sismos, conocidos como eventos de deslizamiento lento (SSE), las placas se deslizan unas sobre otras más lentamente, produciendo vibraciones que solo pueden ser detectadas por equipos extremadamente sensibles. Generalmente duran unas pocas semanas. Pero investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur acaban de encontrar evidencias del que sería el SSE más lento y más largo del que se tiene conocimiento.
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Los investigadores estaban estudiando unas estructuras de coral antiguas poco usuales conocidas como «microatolones» frente a la costa de Sumatra, Indonesia. Estas estructuras crecen lentamente, proporcionando un buen registro de los cambios en el nivel del mar y la elevación de la tierra en el proceso.
Los datos analizados entre los años 1738 y 1829 mostraban que estos corales se hundían a un ritmo constante de 1 a 2 milímetros por año. Sin embargo, a partir de 1829 la tasa de hundimiento aumentó repentinamente hasta los 10 mm por año, un cambio de marcha que se ha asociado con la tectónica en estudios anteriores. Este hundimiento más acelerado continuó hasta 1861, lo que indicaría la ocurrencia de un terremoto de deslizamiento lento récord de 32 años de duración.
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Desafortunadamente, los investigadores asocian la tensión acumulada durante ese lento y maratoniano deslizamiento tectónico con el terremoto de Sumatra de 1861, un devastador evento de magnitud 8.5 según la escala de Richter. El seismo provocó un enorme tsunami que devastó el territorio. Ambos fenómenos causaron miles de muertos y enormes daños materiales.
Los investigadores creen que un mejor monitoreo de estos SSE de larga duración podría algún día proporcionar un sistema de alerta temprana para estos terremotos más grandes.
«Proporcionamos un método para detectar estos eventos de deslizamiento lento que permitirá una revisión sustancial del peligro y el riesgo de terremotos y tsunamis para las poblaciones que viven cerca de estas fallas».
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