El 15 de agosto, los talibanes se tomaron el palacio presidencial de Afganistan, luego de entrar casi que sin resistencia a Kabul, la capital del país. Este hecho generó uno de los éxodos más impactantes en la última década, donde los ciudadanos buscaron salir del país a toda costa. Una de las víctimas de este hecho fue el pequeño Sohail Ahmadi, un bebé que ese día fue separado de sus padres.
Cuando el talibán tomó el poder, miles de personas decidieron que abandonar el país era lo mejor. Y no es para menos, todo lo que se había avanzado en materia de derechos humanos y derechos en favor de la mujer y la niñez iban a tener un grande retroceso; cosa que ocurrió.
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Los afganos que tomaron la decisión de huir de Afganistán corrieron a puertos, a las fronteras de su país y como medida desesperada, acudieron al aeropuerto de Kabul. Las imágenes de personas colgándose a los aviones que estaban a punto de despegar le dieron la vuelta al mundo.
Fue justamente a este aeropuerto de Afganistán donde llegó la familia de Sohail Ahmadi. En ese momento, el bebé solo tenía dos meses y su familia buscaba huir del país a toda costa.
Sin embargo, dicha familia se encontró con un tumulto de gente que tenía el mismo objetivo que ellos. Como el gentío era tal, el padre del pequeño le dio al bebé a un soldado estadounidense para que lo protegiera unos minutos y no sufriera daños en alguna estampida.
Sohail Ahmadi fue uno de los bebé que algunos padres pasaron por encima de una valla para protegerlos de la aglomeración. No obstante, cuando la familia pudo cruzar el muro, el soldado ya no estaba por ninguna parte y su hijo tampoco. El mundo se derrumbo para los padres del niño.
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Mirza Ali Ahmadi, el padre de Sohail, empezó una búsqueda frenética pero inútil de su bebé en todo el aeropuerto principal de Afganistán. El sujeto había trabajado como guarda de seguridad en la embajada estadounidense y confió plenamente en que su bebé sería protegido por los soldados, pero su niño desapareció.
Finalmente, Mirza y el resto de su familia se embarcó en un vuelo rumbo a Estados Unidos.
Por meses, la familia no supo nada del niño hasta noviembre que la agencia Reuters hizo un reportaje sobre su caso. La noticia se extendió y se supo de su paradero.
Hamid Safi, un taxista de 29 años fue quien encontró a Sohail Ahmadi aquella tarde de agosto. Según se pudo conocer, él encontró al niño solo y en el suelo del aeropuerto llorando.
Inicialmente, el taxista intentó hallar a la familia, pero con tantas personas que habían en ese momento en el aeropuerto, no tuvo éxito. Al final, tomó la decisión de llevarlo a su casa con su esposa e hijos y criarlo como si fuera su propio hijo. Desde ese momento pasó a llamarse Mohammad Abed.
Ciertamente, cuando se conoció el paradero del niño, el abuelo paterno, quien se quiso quedar en Afganistán, viajó a Kabul desde una provincia lejana para recuperar a su nieto. Hamid se negó a entregarlo y fue arrestado brevemente.
Después de unos días, Hamid llegó a un acuerdo con el abuelo del pequeño y entre lágrimas, devolvió el bebé. El niño estaba en un estado de salud excelente y tenía un desarrollo óptimo. En las próximas semanas se realizarán los trámites necesarios para que Sohail pueda reunirse con sus padres.
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