La orden de las Carmelitas Descalzas de la ciudad de Ronda (España) está luchando para encontrar nuevas monjas debido a que han venido envejeciendo y muriendo.
Un reconocido convento español está buscando urgentemente mujeres para que se unan como monjas y así evitar que el Vaticano cierre sus instalaciones.
La orden de las Carmelitas Descalzas de la ciudad de Ronda está luchando para encontrar nuevas hermanas. El objetivo es poder seguir custodiando la mano incorrupta de la Santa Teresa de Jesús, como lo han hecho desde 1924.
La madre sor Jennifer contó que hace dos años tenían nueve monjas pero luego de la pandemia y varias muertes repentinas solo quedan cuatro hermanas en el convento.
Ante esto, el Vaticano les advirtió, sin darles un plazo, que debían encontrar más monjas porque la directriz es que cada congregación debe tener como mínimo seis religiosas.
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Un problema para la Iglesia
De no encontrar monjas, este convento tendrá que devolver la mano a la región de Castilla y León, donde nació la famosa religiosa.
«Es una pena porque todos los días viene gente a ver y a pedirle milagros a la mano. Acuden muchos fieles de Polonia o Rusia, pero también de Corea o de Irak», dijo la monja.
Lo cierto es que varias jóvenes han mostrado su interés. Sin embargo, no fueron admitidas porque las monjas no tienen tiempo para entrenarlas y por eso quieren encontrar religiosas con experiencia.
«Nos llaman algunas diciendo que creen que tienen vocación, pero yo las mando a otros conventos. Cuando hayamos apuntalado el edificio, lo embellecemos con nuevas vocaciones; pero antes tenemos que apuntalarlo porque, si no, tendremos que cerrar», dijo.
La escasez de monjas y de sacerdotes se ha convertido en una compleja realidad para miles de congregaciones en el mundo; un reflejo de que a los jóvenes no les interesa la vocación religiosa.
De hecho, un obispo español encendió todas las alarmas al advertir que la Iglesia Católica se está quedando sin sacerdotes.
“Nos estamos quedando sin curas. Si no cambian las cosas, en los próximos diez años tendremos que cerrar decenas de iglesias», dijo un obispo de forma anónima al medio español eldiario.es.
A pesar de la compleja situación, la sor Jennifer no pierde la esperanza de encontrar algunas monjas en España o de cualquier país del mundo que decida ir a ayudarlas a mantener esta iglesia y evitar el cierre de su convento.
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