Los trabajadores de un almacén de la empresa Amazon en Staten Island, en el estado de Nueva York, votaron el viernes pasado a favor de formar un sindicato. Será el primero que exista en Estados Unidos desde el nacimiento de la compañía hace 27 años. Y no ha sido fácil.
Esta victoria sindical puede atribuirse en gran medida a los esfuerzos de Christian Smalls, un trabajador que fue despedido por Amazon durante la pandemia por cuestionar el protocolo de seguridad frente al virus. La compañía de Seattle se ha caracterizado por dificultar la movilización de sus trabajadores, interviniendo en reuniones y mítines, y enviando numerosos mensajes antisindicales para amedrentar a quienes levantaban la voz.
A esto se suma un difícil contexto: el movimiento sindical en EEUU cuenta con una tasa de afiliación del 10,3%, la más baja en décadas. Es lógico entonces que esta victoria se tome como un acontecimiento histórico, como gesto que muestra que la unión de la clase obrera resiste.
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De las 4.785 papeletas contadas, 2.654 han avalado la creación de el Sindicato de Trabajadores de Amazon (ALU, por sus siglas en inglés), formado de manera independiente por antiguos y actuales empleados de la empresa. Amazon es actualmente la segunda empresa de todo Estados Unidos que más puestos ofrece.
«Es oficial. El ALU es el primer sindicato de Amazon en la historia de Estados Unidos. ¡Poder para el pueblo», ha celebrado la organización en redes sociales. A continuación, podían leerle tuits de importante políticos estadounidense más cercanos a la izquierda, como los congresistas Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders.
«La victoria sindical en Amazon en Staten Island es una señal de que los trabajadores estadounidenses ya no aceptan más la explotación. Están cansados de trabajar más horas por salarios más bajos. Quieren una economía que funcione para todos, no solo para Jeff Bezos», ha escrito Sanders. En la misma red social, otros usuarios han aprovechado también para hacer mención a la retórica neoliberal de la que su CEO lleva tiempo haciendo gala.
La baja filiación a los sindicatos, contrasta con la simpatía que muestran los ciudadanos por el movimiento obrero. El 68% de la población aprueba los sindicatos, el porcentaje más alto desde 1965, según una encuesta de Gallup publicada por la cadena NBC.
Hay quien habla incluso del comienzo de una nueva primavera sindical de EE UU. Una época de efervescencia que sumó el descontento por la falta de trabajo con condiciones dignas y la escasez de leyes que regulen el mercado laboral. Si en 2021 la respuesta fue un abandono masivo de puestos de trabajo –la conocida Gran Renuncia–, en 2022 parece acercarse un periodo de unión entre trabajadores.
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