El caso de Sheila Seleoane reactiva una discusión mundial sobre la soledad y el abandono
En agosto de 2019 Sheila Seleoane, de 61 años, falleció por causas desconocidas en su departamento en Londres. Sin embargo, su cuerpo fue encontrado en febrero de 2022, casi tres años después de haber muerto.
Nadie notó la ausencia de Sheila: ni sus compañeros del trabajo, ni las personas que le tenían rentado el departamento, ni sus familiares. Murió en completa soledad pese a llevar una vida activa mientras se desempeñaba como recepcionista médica.
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De acuerdo con una investigación publicada por The Guardian los vecinos de Sheila Seleoane sí notaron que algo andaba mal. Ellos notaron que el buzón de Sheila se llenaba de cartas y empezaron a percibir un olor extraño que salía de su departamento. De acuerdo con testimonios, incluso había larvas y moscas saliendo del lugar.
Peabody Trust, una asociación habitacional que funge como gestora del inmueble, intentó contactar a Sheila 89 veces (por correo electrónico, teléfono y SMS), entre agosto de 2019 y febrero de 2022. Pero nadie entró al departamento.
Para empeorar la situación, cuando la policía fue buscada por Peabody Trust, por un error en el proceso les respondieron que Sheila estaba «bien y segura».
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El cuerpo de Sheila Seleoane pudo haber sido olvidado por más tiempo
Ciertamente, el cuerpo de Sheila seguiría en su departamento de no ser por las afectaciones de la tempestad Eunice. El 18 de febrero, el vecino de la planta de abajo llamó a la policía porque lo estaba molestando el ruido que hacía el golpeteo de una puerta de vidrio. Fue hasta entonces que los oficiales entraron y encontraron el cuerpo de la mujer momificado.
El caso de Sheila Seleoane recuerda el de Marinella Beretta, una mujer italiana de 70 años que murió en 2019 y cuyo cuerpo fue encontrado dos años después.
Según comentaron los vecinos de Marinella, la anciana era una mujer muy reservada. Nunca supieron si tenía familia y no tenía amigos en su vecindario. La última vez que la vieron con vida fue en septiembre de 2019 y todos pensaron que se había mudado o había vendido la casa.
Los vecinos que alguna vez se preguntaron por la suerte de Beretta llegaron a la conclusión que la anciana se había ido a donde un familiar a pasar el confinamiento estricto contra la Covid-19. De no ser porque un árbol cayó en su casa por las fuertes lluvias, jamás hubiesen encontrado su cuerpo.
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¿Cómo es que unas personas que vivían entre millones de habitantes en grandes ciudades del mundo pueden morir sin que nadie lo note durante años?
Ciertamente, los casos de Sheila Seleoane y Marinella Beretta retoman una discusión mundial sobre la soledad y el abandono.
Por ejemplo, en Italia, el 40% de las personas mayores de 75 años viven solas. Muchas de ellas olvidadas por sus familiares. Según el Instituto nacional de Estadísticas, un alto porcentaje de estos ancianos no tienen familia o amigos que los ayuden con sus necesidades.
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