La fotografía puede congelar un instante y preservarlo para la historia, creando obras que representan desde la más increíble felicidad, hasta los peores momentos vividos en una guerra, como fue el caso de Sharbat Gula.
El conflicto en Afganistán no es nuevo, esta nación lleva más de 30 años en guerra. Al principio, la lucha era contra los soviéticos, quienes intervinieron para instaurar un gobierno comunista.
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La Unión Soviética falló en el intento, pero dejó tras de sí una larga línea de heridos, desplazados y refugiados que perdieron lo poco que tenían; los mismos que no podían volver a sus pueblos de origen porque ahora sus territorios eran controlados por las milicias.
Sharbat Gula era una niña en aquel entonces, nacida en una pequeña provincia afgana, quien tuvo que huir junto con sus hermanos y su abuela tras la muerte de sus padres en un ataque aéreo.
Cuando Gula tenía 12 años, se encontraba en el Campo de Refugiados de Nasir Bagh, ubicado cerca de la frontera con Pakistán.
Allí, la joven afgana se encontró cara a cara con Steve McCurry, un fotógrafo estadounidense que estaba cubriendo la Guerra de Afganistán. Gula, asustada y desconfiada, miró directamente a la cámara con sus penetrantes ojos verdes, mientras su cabeza se encontraba cubierta por un velo rojo.
Curry aprovechó la ocasión para tomar una de las fotografías más icónicas del siglo XX. Sharbat Gula se convirtió en el rostro de los refugiados afganos, y en una de las niñas más famosas de occidente en su momento.
Luego de Curry dejara el campo de refugiados, Gula siguió viviendo ahí hasta que se mudó a Pakistán. Al cumplir 13 años, se casó con un panadero y posteriormente dio a luz a cinco hijos.
En todo ese tiempo, la joven afgana no se enteró de lo famosa que era su fotografía, ni del impacto que había tenido en el mundo. De hecho, se cree que esa fue la única fotografía que le fue tomada en su juventud, debido a las mujeres pastunes, etnia a la que pertenece Gula, no pueden mostrar su rostro a desconocidos.
Por su parte, Curry ganó muchísimo reconocimiento internacional gracias a la fotografía de la joven afgana, aunque él también desconocía la identidad de la niña. En el 2002, Curry emprendió una travesía por Afganistán y Pakistán, decidido a encontrarse nuevamente con Gula.
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El recorrido lo llevó hasta una empobrecida área de Pakistán, habitada por refugiados afganos. Curry se reencontró con Gula, a quien le hicieron un examen de reconocimiento por patrón de iris, para corroborar su identidad. Finalmente, la joven afgana tenía nombre.
La joven afgana es recordada por sus fascinantes ojos verdes y su enigmática expresión. Sin embargo, su experiencia de vida ha sido la de una mujer refugiada, que ha tenido que soportar las décadas más difíciles del conflicto en Afganistán.
Ella vivió como solicitante de asilo en Pakistán hasta 2016, cuando fue detenida por las autoridades locales. ¿La razón? Gula quería mudarse, pero necesitaba papeles de identidad pakistaníes, que nunca pudo obtener. Gula falsificó estos documentos, fue acusada por robo de identidad y después decidió volver a Afganistán.
Actualmente, la joven afgana, que ahora es una mujer viuda, vive en Kabul. Esta ciudad, al igual que casi todo el país, fue tomada por la milicia radical talibana.
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