El sacerdote Gonzalo Rosas decidió realizar misas dominicales para la comunidad LGBTIQ+, a pesar del rechazo de muchos feligreses.
El sacerdote jesuita Gonzalo Rosas se ha tomado muy enserio la inclusión de la comunidad LGBTIQ+ hasta el punto de que viene realizando misas dirigidas a esta población.
La parroquia de la Sagrada Familia del barrio Roma en Ciudad de México convirtió en un lugar especial para la comunidad.
De esta forma, el sacerdote viene ofreciendo misas dominicales exclusivas para los LGBTIQ+ una vez al mes.
«Oremos todos, todas, todes», dijo Gonzalo en una de sus eucaristías sorprendiendo a muchos al usar un lenguaje inclusivo.
El sacerdote ha reforzado su iniciativa luego de que el Papa Francisco ordenara bendecir a las parejas del mismo sexo, en medio de una controversia que existe en la Iglesia Católica sobre este tema.
Gonzalo reconoce que cuando llegó a esta iglesia hace unos 11 años empezó a descubrir nuevos rostros que eran excluidos.
«Encontré mucha diversidad sexual, busqué a las organizaciones, a los jóvenes para dialogar. Me decían ‘padre, la iglesia nos excluye’ (…). Los invitamos a ver qué camino podíamos hacer juntos y surgió la idea de una misa» , dijo.
Gonzalo tiene 68 años y dice que fue compañero de orden del Papa Francisco. Además, una de sus prioridades es acercar de nuevo a todos los jóvenes que se han sentido rechazados por la Iglesia.
De hecho, en esta parroquia existía un coro de jóvenes LGBTIQ que habían dejado el seminario y se reunían a orar en una casa.
Eduardo Andrade, director del grupo musical, resaltó que con la llegada del padre encontraron una oportunidad de volverse visibles y ser escuchados.
«Se vio la posibilidad de visibilizar su orientación sexual y formalizar las misas», dijo Eduardo, quien dirige el Colectivo Teresa, organización teológica dirigida a personas LGBT.
La lucha del sacerdote
Abrirse espacio en medio de sectores conservadores de la población y de la misma Iglesia hizo que el padre jesuita Gonzalo Rosas tuviera que enfrentar varias críticas.
De hecho, al pedir permiso a sus superiores para realizar misas con esta comunidad recibió un condicionante de que las celebraciones no se podían politizar.
Fue así como el sacerdote empezó a realizar sus eucaristías con los LGBTIQ pero muchos feligreses empezaron a irse para otras parroquias porque no estaban de acuerdo.
Este jesuita ha seguido la orden del Vaticano luego de que el Papa autorizara en diciembre de 2023 dar la bendición a las parejas del mismo sexo, argumentando que se consagra a las personas y no la unión, fuera de los rituales litúrgicos.
«Fue un milagro de Dios, nosotros somos muy católicos. Nunca llegué a pensar que en una iglesia me aceptaran con mi pareja, mi sexualidad», dice Arturo Manjarrez junto a su esposo Carlos Sánchez.
A pesar de que muchos celebran los avances que han tenido para que la Iglesia los reconozca, muchos miembros de la comunidad LGBTIQ creen que son «migajas» y realmente no están comprometidos con su inclusión.
Regina, un pedagogo que se define como no binario, dijo que su experiencia al regresar a las misas del sacerdote Gonzalo Rosas le permitió reconciliarse con la Iglesia.
«A la primera misa llegué ‘heteronormado’, vestido de manera común. Pero me dijeron, ‘¿dónde está el atuendo, dónde está el maquillaje?’. Y cuando entro, veo que esto es totalmente distinto. Me reconcilié con la Iglesia» , explicó.
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