La agorafobia es un trastorno de ansiedad por el miedo a estar solo en espacios abiertos. Foto: Freepik
La agorafobia es un miedo que las personas sienten al estar en lugares abiertos o a enfrentar situaciones de las que no puede escapar.
Este trastorno de ansiedad es producido por un miedo intenso a estar en espacios públicos y cerrados en donde la persona no cuenta con una ayuda.
Generalmente, las personas que sufren de agorafobia le tienen miedo a las multitudes, a los puentes, a utilizar medios de transporte públicos o simplemente a salir a lugares sin una compañía.
«La agorafobia suele hacer que la persona tenga dificultades para sentirse segura en cualquier lugar público, especialmente donde se reúnen multitudes y en lugares que no le son familiares», explica el portal MayoClinic.
Estas personas suelen viven con la sensación de que algo malo va a pasar y por eso los niveles de ansiedad se elevan llevándolos a aislarse.
El miedo no solo se produciría en espacios abiertos, sino también a zonas cerradas como ascensores y oficinas.
Aún se desconocen las causas, pero algunos expertos creen que la genética podría estar implicada en el desarrollo de este trastorno.
Además, los ambientes en los que crecen los niños y sus experiencias negativas también podrían influir en la aparición de la agorafobia. Así como la personalidad y los factores de estrés a los que se expone el paciente.
Los expertos han explicado que los síntomas de la agorafobia se manifiestan de varias formas. Fundamentalmente, se da por el miedo a quedarse solo o a estar en un lugar abierto y público.
Las personas con este trastorno también suelen tener una necesidad de estar acompañados y desarrollan miedos a la separación o al distanciamiento.
Otro de los síntomas son la presencia de sentimientos de desesperanza, sensación de que se está en un ambiente irreal, temperamentos o agitaciones inusuales.
La agorafobia es un trastorno de ansiedad por el miedo a estar solo en espacios abiertos. Foto: Freepik
Uno de los síntomas más comunes es que estas personas suelen permanecer en sus casas por largos periodos para no exponerse a esta sensación de miedo.
De esta forma, la agorafobia limita en gran medida la vida de las personas, afectando sus actividades rutinarias y llevándolas a aislarse del mundo exterior.
Los pacientes con agorafobia pueden llegar a presentar ataques de pánico al enfrentarse a todos estos escenarios que les genera temor.
En este caso, estas personas pueden llegar a sufrir fuertes palpitaciones, sudoración, temblores, náuseas, hormigueos y hasta una sensación de desmayo.
El portal especializado Mayo Clinic asegura que el tratamiento para la agorafobia es un poco complejo porque la persona tiene que enfrentarse a sus miedos.
El psicólogo o psiquiatra analiza la condición de cada paciente a través de una entrevista. A partir de eso determinará la necesidad de iniciar una terapia cognitivo-conductual y medicamentos.
Este diagnóstico de la agorafobia se realiza cuando el temor y ansiedad alcanzan niveles desproporcionados frente al peligro real que supone para esta persona estar expuesta a estos lugares que le generan miedo.
El propósito de este enfoque de terapia y medicamentos es ayudar a que la persona pueda escapar de este miedo y pueda disfrutar de los espacios abiertos.
Además, los pacientes suelen perder su capacidad para socializar, trabajar y asistir a eventos sociales; por lo que la idea del tratamiento es ir recuperando la confianza para enfrentar esos temores.
Lo cierto es que las personas con agorafobia pueden mejorar con estas terapias y medicinas. Sin embargo, si no se cuenta con una ayuda oportuna, el trastorno puede ser más difícil de tratar.
La recomendación siempre será acudir al médico para contarle la situación y síntomas para encontrar la mejor opción para solucionar esta condición.
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