Desde el inicio de la humanidad el ser humano ha disfrutado ver a sus iguales padecer, a veces como método de aprendizaje en cabeza ajena y otras muchas veces como un mero entretenimiento. Es por ello que en la actualidad, aquella conducta de los romanos de contemplar una batalla entre gladiadores guarda bastante relación con los reality shows.
Existen tres ingredientes para que este tipo de programación nos atraiga de la manera en que lo hace y nos mantenga pegados a la pantalla. Todo eso depende de las denominadas las tres “T” que han fascinado desde siempre a muchos seres humanos: tentaciones, traiciones, transgresiones.
Todos estos programas siguen un mismo formato ya que se centran en un grupo de personas que no se conocen y son arrojados en un sitio desconocido por todos ellos. La única finalidad de esto radica en que ellos interactúen y saquen lo peor y más visceral de su personalidad. Salir de sus rutinas y entretener a todos los televidentes
Si bien estos elementos son recurrentes en la programación de muchos canales de televisión, hay que destacar que no es nada nuevo. Existen numerosos estudios realizados por psicólogos y sociólogos que han tratado de entender este tipo de fenómenos. El más conocido de ellos es el realizado en los años 70 por el psicólogo Philip Zimbardo, quien realizó el llamado experimento de la Universidad de Standford.
El experimento consistía en seleccionar a un grupo de personas que destacaban por su bondad, altruismo y simpatía. Posteriormente, el grupo fue dividido en dos: unos serían prisioneros y los otros guardianes de una celda ficticia. Para sorpresa del investigador, las personas a quienes se les había asignado el rol de policías comenzaron a comportarse de manera violenta y agresiva hacia los otros participantes. No había terminado el experimento cuando se tuvo que detener el estudio.
El mismo principio utilizado en este experimento es el que aplican los programas y reality shows de la actualidad: El efecto Lucifer. Este se refiere a aquellas personas que no tienen ninguna patología y se transforman en individuos crueles debido a la presión del ambiente. A raíz de esto la persona se deshumaniza y saca a relucir aspectos de su personalidad que ni ella misma conocía.
Si bien estás muchas de estas personas son actores y realmente no hacen con plena intención las situaciones ahí retratadas, basan toda su conducta en este principio.
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