Los científicos están sorprendidos por la forma como el huracán Milton se intensificó en el Atlántico en solo unas horas para convertirse en un devastador ciclón de categoría 5.
La velocidad máxima sostenida de los vientos alcanzaron los 289 kilómetros por hora, convirtiendo a Milton en uno de los huracanes más fuertes y peligrosos del Atlántico.
Esto ha hecho que este fenómeno se intensificara al doble de la velocidad que lo hacían normalmente los huracanes en una temporada activa.
Desde ya, Milton pasó a la historia como uno de los huracanes más devastadores de la historia por los impactos que tendrá en Florida.
Lo cierto es que la comunidad científica ya venía advirtiendo esto. Hace poco más de un año el huracán Beryl también se intensificó en unos pocos días para convertirse en un enorme y devastadora tormenta de categoría 5.
Lo ocurrido en 2024 hizo que por primera vez en la historia un huracán de esta intensidad se formara en el mes de junio, en pleno inicio de la temporada de huracanes del Atlántico.
Desde hace unos años los huracanes se han vuelto cada vez más fuertes y peligrosos debido a varias condiciones climatológicas que facilitan su formación.
De esta forma, lo que ocurrió con el huracán Milton encendió todas las alarmas porque las temperaturas del mar superiores al promedio anticipan lo que el Caribe y Norteamérica podría enfrentar en los próximos meses.
El pronóstico de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) no es muy alentador: la temporada del 2024 será «superactiva» y podría tener la formación de entre 17 y 25 tormentas.
Lo más preocupante es que 4 a 7 tormentas podrían convertirse en huracanes de 3, 4 y 5 categoría; los cuales tendrían devastadores impactos para los países e islas que se encuentren en su trayectoria.
Este comportamiento se dará a partir de varios factores como el desarrollo de condiciones climáticas de La Niña en el Pacífico, temperaturas cálidas récord en el Océano Atlántico y la reducción de vientos alisios sobre el Atlántico.
Desde hace unos años, los huracanes se han vuelto cada vez más potentes durante su formación en el Atlántico por cuenta de varios factores.
El principal motivo está relacionado con las altas temperaturas de la superficie del océano que se convierten en un combustible para este tipo de fenómenos.
Además, la humedad y una atmósfera más cálida también facilitan el fortalecimiento de los huracanes provocando grandes volúmenes de lluvias que terminan en graves inundaciones.
La rápida intensificación en cuestión de horas, como ocurrió con el huracán Milton, también representa un grave peligro porque le da menos tiempo a las autoridades y población para evacuar y refugiarse.
De esta forma, el calentamiento global está incidiendo cada vez más en el impacto que tienen los huracanes haciendo que sean cada vez más potentes.
«El cambio climático está calentando nuestros océanos a nivel mundial y en la cuenca del Atlántico, y derritiendo el hielo en la tierra, lo que aumenta el riesgo de marejadas ciclónicas. El aumento del nivel del mar representa una clara influencia humana en el daño potencial de un huracán determinado», dijo la NOAA.
Andra Garner, climatóloga de la Universidad de Rowan dijo que en los últimos 50 años duplicaron las probabilidades de que una tormenta se convierta en un huracán de gran categoría.
Esto fue lo que ocurrió con el huracán Beryl que en cuestión de horas logro convertirse en un potente ciclón de categoría 4.
«Hemos comprobado que los huracanes tienen ahora más del doble de probabilidades de pasar de una tormenta relativamente débil -de categoría 1 o inferior- a un huracán mayor (de categoría 3 o superior) en el espacio de 24 horas «, explicó Garner a AFP.
Esto hizo que el huracán Beryl (2024) batiera varios récords como el ciclón más precoz de la temporada y el de la intensificación más rápida.
Estas condiciones llevaron a un equipo de científicos a proponer el uso de la categoría 6 de intensidad. Todo se da porque se cree que será necesaria para evidenciar realmente la magnitud y poder de destrucción de un huracán.
Por ejemplo, se cree que varios huracanes serán más peligrosos en el Atlántico y podrían alcanzar esta categoría en el futuro.
Huracanes como Katrina (2005), Matthew (2016), María e Irma (2017), Michael (2018), Dorian (2019) son algunos de los que han alcanzado categoría 5 con miles de millones de dólares en daños y cientos de muertos y heridos.
Desde hace varias décadas, los científicos usan la escala de viento Saffir-Simpson que va de la categoría 1 a la 5 para comunicar el riesgo de daños de estos ciclones.
Sin embargo, estos fenómenos tienen otros riesgos no solo relacionados con el viento sino también con lluvias e inundaciones.
Además, las marejadas ciclónicas (aumentos del nivel mar) que se generan con los huracanes se están volviendo más intensas y, por lo tanto, las inundaciones son más devastadoras.
Michael Wehner, científico del clima del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en EE.UU., explicó que se podría estar subestimando el nivel del riesgo y por eso es importante adaptarse a estas nuevas condiciones.
«El calentamiento global ha aumentado significativamente las temperaturas del aire, la superficie del océano y de la troposfera en las regiones donde se forman y propagan huracanes, lo que proporciona energía térmica adicional para la intensificación de las tormentas», dijo.
Otro equipo de científicos logró establecer en otro estudio que el cambio climático está provocando que los huracanes que tocan tierra duren más tiempo y tengan un mayor poder destructor.
Los investigadores explicaron que a medida que el planeta continúe calentándose, es probable que estos fenómenos naturales lleguen a más poblaciones. Todo se da porque ahora los huracanes tienen una mayor capacidad para adentrarse en los territorios y ser destructivos.
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