Una investigación de la organización animalista PETA destapa las crueles prácticas de la industria del coco en Tailandia
Las bebidas vegetales están de moda, y la leche de coco no es una excepción. De hecho, hay quienes eligen consumir leche de coco en lugar de leche de vaca por razones animalistas. Es decir, para evitar financiar la crueldad hacia estos animales. Pero la organización animalista PETA ha realizado una investigación que demuestra que en Tailandia encadenan, maltratan y fuerzan a miles de monos a recolectar cocos. Cocos que luego son exportados a todo el mundo y se utilizan para hacer leche, aceite, harina, pulpa, yogures y muchos otros productos.
Las infracondiciones de los monos
Los investigadores de PETA visitaron las instalaciones de ocho granjas en Tailandia en las que los monos son forzados a recolectar cocos. Allí documentaron el cruel trato que reciben.
La mayoría de estos animales son capturados de manera ilegal de la naturaleza y separados de sus familias, donde viven en grandes grupos sociales. Los granjeros transportan a los monos en jaulas muy estrechas hasta las granjas y allí los encadenan. Muchos enloquecen porque se les priva de la interacción con otros monos.
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El trabajo de los simios consiste en retorcer los cocos de los árboles hasta que caigan, una tarea difícil y agotadora que realizan sin descanso y con un collar de metal en el cuello. Se calcula que cada mono puede llegar a recolectar hasta 1.000 cocos por día.
Desde PETA aseguran que las granjas están sucias y que los trabajadores extraen los colmillos a los monos para evitar que se defiendan. Además, para ganar un dinero extra, los empleados fuerzan a algunos simios a participar en humillantes shows callejeros para entretener a los turistas.
En otros países productores de coco, como Colombia o Brasil, se utilizan métodos distintos para recolectar estos frutos, como escaleras o elevadores sujetados en tractores, o son los trabajadores quienes trepan a los árboles de manera voluntaria. En algunos lugares también se opta por plantar árboles de cocos más pequeños para facilitar su cosecha. Se ha demostrado que estos métodos son más eficaces que el trabajo de los monos, los cuales no son capaces de distinguir entre los cocos maduros e inmaduros.
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¿Qué podemos hacer?
Gracias a la investigación de PETA, más de 15.000 tiendas han anunciado que dejarán de comprar productos de las marcas Aroy-D y Chaokoh, mayores productoras de leche de coco en Tailandia y cuyas granjas fueron visitadas por los miembros de la organización animalista. La mayoría de estos comercios también han confirmado que ya no comprarán ningún producto con coco proveniente de las granjas de Tailandia que trabajan con monos. Por su parte, PETA pide a todas las empresas de cocos en Tailandia que demuestren que no utilizan simios durante la recolecta. Algunas de ellas ya lo han hecho, como la compañía Harmless Harvest.
Si te estás preguntando qué puedes hacer tú, es muy sencillo: asegúrate de que los productos hechos con coco que compres no provengan de compañías que esclavizan a los monos. Y si no puedes comprobarlo, deja de comprarlos.
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