La democracia española no corre peligro aunque la actual zozobra parlamentaria, a veces, nos indica lo contrario. Y digo esto por una razón muy sencilla: a pesar de que el 87% de la juventud encuestada en el estudio El Futuro es Ahora, liderado por PlayGround, con la colaboración de la Universidad y Business School ESIC y la Fundación Ashoka, no se siente representado por ningún partido político, está claro que no tira la toalla.
Los jóvenes no aspiran a sustituir “el mundo de los adultos” sino a mejorarlo con sus críticas, opiniones y, sobre todo, sus propuestas. Sugerencias que miran al futuro desde la conciencia de quien sabe que las condiciones materiales que han heredado son muy precarias, insostenibles y —por qué no decirlo— peligrosas para el futuro de este planeta, pero que, sin embargo, aspiran a cambiar el statu quo, para mejorarlo. Aquí nadie está dispuesto a esperar a que le arreglen la vida. Quieren que se les escuche y quieren que sea ya.
Si la juventud dice, en un 85%, que se planifica poco o nada la emergencia climática o que, en un 75%, es insuficiente la conciencia ambiental en este país, lo hace porque cree que aún existe margen de mejora. Si, con el 72%, suspende la calidad democrática de este país pero, con el 92%, se muestra preocupada por los problemas sociales, será que tienen muy claro el diagnóstico y ahora hace falta ponerse manos a la obra.
Que el 63% se muestra preocupado por la cuestiones de la salud mental, será porque son muy conscientes de la presión ambiental a la que estamos expuestos, todos y todas. Mientras que si el 93% cree que la educación no responde a las necesidades que tendrán en el futuro, será porque saben perfectamente que el mundo está cambiando vertiginosamente y que hace falta enfocar la capacitación de habilidades, no pensando tanto en como vender motos a cualquier hijo de vecino, sino fortaleciendo los valores democráticos y la convivencia desde las aulas.
La agenda política de la juventud que arroja el estudio tiene los resortes muy claros: pragmática en lo material (trabajo y vivienda), comprometida con los derechos sociales y ambientales, preocupada por los cuidados y la educación de calidad y beligerante contra toda expresión de odio y discriminación.
A lo largo de toda la primera temporada de Generación Futuro hemos oído a muchas voces: desde las ministras del Gobierno de España y la Presidenta del Congreso de los Diputados, a las expertas más reconocidas en ámbitos como la tecnología, los nuevos fármacos, el urbanismo o la innovación pedagógica, pasando por varias decenas de jóvenes que, desde la mesa o desde su casa, se han querido sumar a este podcast, que no es otra cosa que un experimento para ensayar un espacio de diálogo en el que todas las voces se vean respetadas mientras comparten un futuro común: la construcción del futuro de España.
De todo lo que ha sucedido, reclamar espacios de diálogo intergeneracional, quizás sea el objetivo último de este proyecto. Es por ello que después de cada diálogo ministerial, nos hemos dirigido a las representantes políticas y les hemos pedido a todas lo mismo: crear un espacio estable de diálogo en el que los jóvenes puedan aportar su mirada y, por qué no decirlo, su profesionalidad. Y han aceptado.
Esperamos que la próxima vez que lancemos una encuesta el 92% ya no crea que sus planteamientos importan poco o nada a los políticos a la hora de tomar decisiones. No podemos permitírnoslo.
Así que nos despedimos de la primera temporada de Generación Futuro, un podcast original de Spotify que quiere elevar la voz de la juventud de este país y convertirse en un puente intergeneracional entre ellos y las instituciones públicas. Lo hacemos sabiendo que queda mucho camino por hacer pero habiendo tirado las líneas de lo que acontecerá, sí o sí, en un futuro próximo. ¿Te lo vas a perder?
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