En Irán, quitarse el velo podría costarles la vida a las mujeres

El régimen iraní ha dado un giro al endurecer sus leyes contra las mujeres que desafían el uso obligatorio del velo. La nueva ley impone sanciones muy extremas, que van desde multas altas hasta la posibilidad de enfrentarse a 15 años de prisión o incluso la pena de muerte para quienes reincidan en «actos inmorales» como promover el «mal vestir» o la «desnudez». Sí, así de radical.

Estas medidas, enmarcadas en la ley para reforzar la «cultura de la castidad y el hijab», también amplían el castigo a quienes compartan contenido que el régimen considere indecente con medios internacionales. Bajo el temido artículo 296 del código penal islámico, estas acciones podrían calificarse como “corrupción en la Tierra”, un delito que puede llegar a la pena de muerte. Para las mujeres iraníes, el simple acto de quitarse el velo se ha convertido en un acto de resistencia que podría costarles la vida.

La ley no solo criminaliza a las mujeres que deciden mostrar su cabello, sino también protege a quienes impongan violentamente estas normas. Es decir que cualquiera que intente defender a una mujer en estas situaciones podrá ser castigado también. Las instituciones educativas, los negocios, los transportes públicos y hasta los medios de comunicación están ahora obligados a reportar a quienes incumplan estas reglas.

Amnistía Internacional lanzó una alarma urgente sobre esta ley. Diana Eltahawy, la directora adjunta para Oriente Medio de la organización, calificó esta medida como un intento de sofocar por completo la vida cotidiana de las mujeres y niñas en Irán. «Enviar un video sin hijab a la prensa internacional podría ser suficiente para recibir una sentencia de muerte», advirtió. Las nuevas normas no solo buscan castigar, sino también aislar a las mujeres que decidan rebelarse.

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La sombra de Mahsa Amini y una resistencia que no se apaga

Estas leyes llegan justo dos años después de la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda que fue arrestada y asesinada bajo custodia policial por no usar correctamente el hijab. Su trágico caso desató una ola de protestas históricas bajo el lema «Mujer, Vida y Libertad». Desde entonces, miles de iraníes han salido a las calles para luchar contra la opresión de género. Sin embargo, ha sido alto el precio de esta resistencia. En un caso reciente, una estudiante fue internada en un hospital psiquiátrico tras manifestarse quedándose en ropa interior como forma de protesta.

A pesar del miedo y las represalias, muchas mujeres continúan desafiando al régimen. Una de ellas, participante de las protestas de 2022, compartió su frustración: “Nos están acosando, deteniendo y multando. Ahora, con esta ley, simplemente están legalizando el asesinato”.

Nazanin Afshin-Jam MacKay, una conocida activista por los derechos humanos, comparó el régimen iraní con el sistema de apartheid de género impuesto por los talibanes en Afganistán. Para ella, la comunidad internacional no puede seguir mirando hacia otro lado. «Sin presión global, este régimen continuará aplastando los derechos de las mujeres», dijo.

Incluso dentro del propio Irán, voces críticas como la del presidente Masoud Pezeshkian han expresado preocupación. En sus palabras, estas medidas solo profundizarán el descontento social. Pero para muchas mujeres iraníes, las palabras ya no son suficientes. Lo que necesitan es acción y apoyo tangible.

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