Las autoridades de Nueva York implementarán un cargo por congestión con el objetivo de reducir la congestión y la contaminación en la ciudad.
El polémico peaje se instalará para todos los vehículos que entren en Manhattan antes de que Donald Trump asuma la presidencia, ya que el mandatario se opone a la medida.
«Con este plan, la autoridad de transporte introducirá un peaje reducido de 9 dólares a partir del 5 de enero», anunció la gobernadora del estado Kathy Hochul.
En un principio la medida contemplaba establecer un cobro de 15 dólares, pero su implementación tuvo que ser suspendida ante los impactos que tendría para los neoyorquinos.
Sin embargo, los congresistas republicanos recurrieron a Trump, que había prometido que acabaría con la medida en caso de ser elegido presidente, para que cumpliera su promesa.
«Le pedimos que se comprometa a poner fin de una vez por todas a esta absurda apropiación del dinero» de los ciudadanos», dice una carta enviada al presidente electo por el representante del norte del estado de Nueva York, Mike Lawler.
El plan se ha enfrentado a múltiples desafíos legales, poniendo de aliviar la dificultad de imponer impuestos a los conductores en un país donde el coche es el rey.
El objetivo del plan es reducir el tráfico en la ciudad, mejorar la calidad del aire y financiar el vetusto metro de Nueva York, que cada día usan unos 4 millones de personas.
Inicialmente, la compañía que gestiona el metro de Nueva York, MTA, preveía recaudar con el peaje de 15 dólares, unos 1.000 millones de dólares anuales que hubieran servido para renovar las estaciones de metro, mejorar la señalización y financiar nuevos proyectos de expansión.
Estos ingresos permitirán financiar el Plan de Capital de la MTA 2025-2029 que prevé destinar 15.000 millones de dólares para mejorar el transporte público de la ciudad.
El plan prevé que los conductores que entren a Manhattan por debajo de la calle 60, que incluye sus famosos barrios de Midtown y Wall Street, paguen 9 dólares de peaje.
Con más tráfico que ningún otro lugar de Estados Unidos -unos 700.000 vehículos entran cada día en Manhattan-, Nueva York se convertirá en la primera gran ciudad del país que adopta este tipo de medidas, siguiendo el camino de Londres, Estocolmo o Singapur.
Los vecinos de Manhattan, una isla a la que se accede por túneles bajo los ríos Hudson o East o puentes, han argumentado que el peaje perjudicaría a sus negocios y mermaría la capacidad de sus residentes para desplazarse al corazón de la capital financiera y meca del turismo.
«Creo que todo en Nueva York es extremadamente caro en este momento, y añadir otra tasa no es más que Hurgar en nuestros bolsillos», dijo el automovilista Denis Cruz, de 56 años, que entra a Manhattan a diario.
La Alianza de Trabajadores del Taxi de Nueva York, sindicato que representa a 21.000 taxistas, estimó que el plan anterior habría supuesto para los conductores una pérdida de ingresos de 8.000 dólares al año, sobre la base del peaje anterior de 15 dólares.
Con este nuevo plan, los precios varían dependiendo de la hora del día y de la semana y del tamaño del vehículo. Los camiones y los autobuses turísticos pagarán un peaje de 21,60 dólares, y las motos 4,5 dólares.
El gobernador de la vecina Nueva Jersey, Phil Murphy, que comparte varios cruces de carreteras con Manhattan, dijo que se opone «firmemente a cualquier intento de forzar la aprobación de una propuesta de tarificación de la congestión en los últimos meses de la Administración Biden».
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