“No deberían vender nuestra salud mental”. Necesitamos “educación emocional”. Son sólo algunas de las expresiones que los jóvenes utilizan para manifestar su descontento ante la presión ambiental que todos y todas andamos sufriendo desde hace dos años. Ahora se ve la luz al final del túnel, pero la pandemia, el aislamiento obligado y la falta de expectativas de futuro —sumadas a una creciente presión climática— han puesto contra las cuerdas la paciencia y la serenidad de la juventud española.
Así lo defendieron los más de 13.500 perfiles que participaron en el estudio El Futuro es Ahora, liderado por PlayGround, que contó con la colaboración de la Universidad y Business School ESIC y la Fundación Ashoka. De todos los que participaron, un 44,50% de los jóvenes mira al futuro de forma pesimista y un 10% prefiere no pensar en él.
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Basándonos en las respuestas obtenidas en la encuesta, podríamos hablar de dos grandes tendencias. Por un lado, los hay que piensan que la pandemia y las medidas tomadas para combatirla han tenido como resultado un empeoramiento de la relación consigo mismo. Al menos un 34,4% de los encuestados (la mayoría de los que respondieron esta pregunta) confirmaron esto. En contraposición, un 56% respondió que la pandemia les había servido para comprenderse mejor y entablar una relación más consciente con el mundo que les rodea.
Siguiendo los análisis de Alberto Alonso, Ana Rojas y Emilia Morales, tres de los miembros responsables del equipo de sociólogos que analizaron más de un millón y medio de datos, podemos afirmar que un 24% considera que la pandemia ha repercutido negativamente en sus relaciones de amistad. Esta tendencia es más acentuada en los jóvenes de entre 18 y 25 años (un 35% de los encuestados en este rango de edad confirmaba que la pandemia había empeorado su relación consigo mismo). Más aún en el caso de las personas agénero (un 37% de ellas). También destaca el hecho de que a medida que aumenta la edad de los encuestados, más aumenta el porcentaje de aquellos que ha notado la repercusión negativa de la covid-19 en sus amistades.
¿Qué significa esto? Que socializar, salir a bailar o simplemente bajar a la plaza son momentos necesarios en el desarrollo del carácter de los más jóvenes. Y habrá quien piense que sin ello los jóvenes no son nada. Sin embargo, la capacidad de adaptación y resiliencia de la juventud excede en mucho lo que pensamos de ella.
Los jóvenes encuestados mostraron un firme compromiso ante la crisis sanitaria: un 89% estaba dispuesto a limitar su libertad de movimiento y casi la mitad, el 43%, opinó que el Gobierno debe obligar a la población a vacunarse. Cifras que contrastan con la opinión pública general y que dejan a “los adultos” con los deberes por hacer en cuanto a solidaridad ciudadana se refiere.
La pandemia nos obligó a aburrirnos, a desempolvar los juegos del salón, a mirar a través de los balcones y a hablar con los vecinos y vecinas del edificio de enfrente. Todo ello hizo que, a pesar de la preocupación, la mayoría de los encuestados consideren que los momentos más difíciles de la pandemia mejoraron las relaciones consigo mismo. Destacan los menores de 18 años (un 58% de ellos) y las personas de entre 26 y 30 años (un 56,39%). Además, también destaca que conforme mayores son los encuestados, más aumenta el porcentaje de los mismos que señala la mejoría de la relación con su familia a raíz de la pandemia.
En definitiva, existe una generalizada preocupación relativa a la salud mental. Aparece en al menos el 63% de las respuestas analizadas relativas a la sanidad. Sin embargo, los jóvenes tienen muy claro sus prioridades y cómo adaptarse en tiempo de crisis. Y lo demuestran de forma clara y contundente con tres propuestas concretas:
Estas tres medidas forman parte del paquete de propuestas que se presentaron en julio del año pasado en el Congreso de los Diputados y que ahora se debaten en Generación Futuro, un podcast original de Spotify que quiere elevar la voz de la juventud de este país y convertirse en un puente intergeneracional entre ellos y las instituciones públicas, para que las políticas que se planteen de ahora en adelante pongan por delante los cuidados de las personas y el planeta en general.
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