Entro en Twitter y me salta esto de @lindyhomer: “Todo estaría más claro si asumiéramos que la democracia es una hipótesis de trabajo muy interesante en la que como especie hemos realizado grandes avances, pero que aún no estamos ahí…”. Tiene toda la razón. Se nos llenan las páginas de los periódicos y las horas de radio hablando de las estrategias de tal y cual partido, de las novedades de tal o cual candidata y, sin embargo, nadie habla de lo importante, lo más obvio quizás: que a la política española le falta capacidad a la hora de conectar con los jóvenes.
Más allá de los índices oficiales, la salud de una democracia debería medirse por el grado de confianza que genera en los jóvenes de cada país. Y en España, tres de cada cuatro afirman que su interés por dedicarse a la política es “poco o nada”.
Lo vimos en el estudio El futuro es ahora, liderado por PlayGround, que contó con la colaboración de la Universidad y Bussines School ESIC y la Fundación Ashoka. De los 13.587 jóvenes españoles que participaron, un 85% no se sienten representados por los partidos políticos actuales. Y lo que es peor, más del 90% de los jóvenes encuestados sienten que a los políticos no les importan sus opiniones a la hora de elaborar sus políticas.
“Se nos pide la opinión en todo pero luego nadie nos hace caso”, afirma María, una joven que acaba de lanzar una línea de moda sostenible que recupera lanas propias de su pueblo natal.
¿Qué significa que a la juventud no le importe la política y que además no se sienta escuchada por los partidos políticos actuales? Deberíamos llevarnos las manos a la cabeza. En España conviven aproximadamente 7,1 millones de jóvenes de todos los gustos y colores y, a pesar de su diversidad, si algo representa la juventud es la mirada a largo plazo. Sin embargo, se sienten ninguneados. Los jóvenes serán los herederos de la gestión actual de nuestro sistema parlamentario y, por contra, el 70% de ellos los jóvenes valoran poco o nada la calidad democrática de España.
¿Pecamos de un déficit de educación democrática en este país?
Los datos nos lo indican. Y nos lo indica también las vueltas que hemos dado con esa asignatura que debía paliar un poco de ese daño: la educación para la ciudadanía, hoy rebautizada como “Educación en valores cívicos y éticos”. Así como el constante bombardeo sobre la corrupción de según qué partidos, la sombra que desde hace demasiado tiempo sobrevuela la independencia del poder judicial, o la incapacidad de llegar a consensos estables en educación, por ejemplo. ¿Callejón sin salida? Por supuesto que no. Pero si no solucionamos cuestiones como el acceso a la vivienda, y con ello la posibilidad de independizarse, o la calidad de los primeros trabajos nos condenamos a un futuro a medio plazo desgarrador.
Hoy, más que nunca, los jóvenes se sienten parte de la solución y las movilizaciones de los últimos años lo demuestran. Uno de cada dos se considera “una persona que toma acción para solucionar un problema, lo hace en equipo y busca el bien de todos”. Compromiso, colaboración y bien común. Tres pilares básicos para definir el futuro de la democracia. ¿Estamos dispuestos a escucharlos?
Por eso hoy lanzamos Generación Futuro, un podcast original de Spotify que quiere elevar la voz de la juventud de este país y convertirse en un puente intergeneracional entre ellos y las instituciones públicas. ¿Nos hemos vuelto locos? Por supuesto.
Escúchalo gratis en Spotify. Cada martes y cada jueves nuevos capítulos.
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