Un equipo de investigadores logró resolver un enigma que desde hace varias décadas existía sobre unos jabalíes radiactivos en una parte de Europa Central: la respuesta está en las pruebas de armas nucleares.
En un principio se creía que estos animales estaban contaminados por el accidente nuclear de Chernobyl en 1986.
Durante este desastre, las autoridades establecieron una zona de exclusión para prohibir el acceso; pero decenas de especies de animales salvajes quedaron expuestos a la contaminación radiactiva y no se tuvo control sobre ellos.
Sin embargo, un nuevo estudio logró determinar que las pruebas de armas nucleares realizadas durante la Guerra Fría, en la década de 1960, también serían las responsables de esta radiación en los jabalíes.
Los científicos de la Universidad Tecnológica de Viena y la Universidad Leibniz de Hannover hicieron un análisis de la carne de jabalí y se llevaron una sorpresa al hallar que el isótopo radiactivo cesio-135 estaba presente en ella.
Esto les permitió descubrir que el origen de los jabalíes radiactivos estaba relacionado mayoritariamente a las pruebas de armas nucleares.
Este componente se hundió en la tierra mucho antes que el emitido durante el desastre nuclear y ha contaminado las trufas de ciervo con las que se alimentan estos animales.
“En los ensayos de armas nucleares de los años 60 se liberó no solo cesio-137, sino también cesio-135; un isótopo de cesio con una vida media significativamente más larga», indicó Bin Feng, investigador químico de Leibniz.
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Durante años, las autoridades prohibieron el consumo de carne de animales salvajes por cuenta de la radiación; pero con el paso del tiempo no se entendían las causas por las que los jabalíes mantenían altos niveles de contaminación.
Los expertos aseguraron que la radiación de estos jabalíes no disminuirá en los próximos años; ya que las trufas seguirán contaminadas con los isótopos que se esparcieron con las pruebas de armas y el desastre nuclear de Chernobyl.
El profesor Georg Steinhauser destacó que esto explicaría porqué estos animales siguen contaminados con material radiactivo luego de varias décadas.
«El cesio se desintegra con el paso de los años. Si se suman todos estos efectos, se explica por qué la radiactividad de las trufas de ciervo, y posteriormente de las de cerdo, permanece relativamente constante en términos de magnitud», indicó.
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