Los brasileños han dejado de consumir carne pero no por una medida de protección medioambiental, sino por la crisis económica que atraviesa el país
Desde hace dos años, el precio de la carne en Brasil se ha disparado en un 40%. La industria cárnica está sobreexplotada y el consumo local ha disminuido a su punto más bajo en dos décadas.
Brasil es en la actualidad el mayor exportador de carne en el mundo. Los gases de efecto invernadero a causa de la ganadería descontrolada convierten a este país en uno de los mayores contaminantes en Latinoamérica.
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Según informaciones de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), los brasileños consumirán este año la menor cantidad de carne roja per cápita en más de dos décadas, una tendencia que viene confirmándose paulatinamente desde 2014.
Los ciudadanos han tenido que recurrir al consumo de huevo para solventar ese «espacio faltante» en su canasta básica.
Tristemente, esta disminución de consumo de carne en Brasil no corresponde a una estrategia para frenar el cambio climático; tampoco se debe a que los ciudadanos cada vez muestran menos interés en los productos cárnicos. En realidad, todo es producto de la crisis económica que atraviesa el país a causa del coronavirus.
Por ejemplo, en los cuatro primeros meses del año, el consumo de carne disminuyó un 4%. Esto correspondió a la imparable devaluación del real brasileño y la escalada de la demanda externa del producto.
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«El dólar subió mucho y eso impacta directamente la producción, porque los productores pasan a reservar mayores cantidades para la exportación. Y eso se suma al aumento del desempleo y la pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos», explica a Efe Marco Quintarelli, consultor del sector minorista.
Esta crisis disparó las ganancias de la industria avícola en el país, algo que es aún más contraproducente para el medio ambiente. A mayor demanda, más producción.
Y es que solo entre enero y marzo de 2021, Brasil produjo un récord de 978 millones de docenas de huevos de gallina.
Mientras tanto, el desempleo en Brasil sigue alcanzando cifras récord con más de 14,8 millones de personas sin un sustento fijo. Los salarios de los trabajadores no acompañan la inflación y el medio ambiente también sufre con los desastres causados por las industrias cárnicas y avícolas.
La industria de la carne es responsable de forma directa e indirecta de más de la mitad de la crisis climática en el mundo. Parece que dejar de comer carne es la única forma de contribuir al medio ambiente, pero, ¿estamos dispuestos?
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