“Todavía queda una montaña por escalar”, afirmó el presidente de la COP26 Alok Sharma, tras considerar los pactos y avances hechos en la cumbre, que asegura que son totalmente insuficientes.
Las declaraciones de Sharma se basan en la divulgación de un nuevo informe de Climate Action Tracker (CAT), la principal coalición de análisis del clima del mundo, publicado este 9 de noviembre en el marco de la cumbre climática. El documento contrasta fuertemente con el optimismo expuesto los primeros días días en la COP26 de Glasgow.
Teniendo en cuenta los objetivos a corto plazo que han fijado los estados miembros en los 10 días de conversaciones, el estudio afirma que el mundo está camino de un calentamiento desastroso: podría alcanzar un aumento de 2,4oC para finales de este siglo.
Este dato supera con creces el límite de 2oC determinado en el Acuerdo de París en el año 2015. Sin embargo, desde la COP26 advierten que aun es necesario más esfuerzo: más allá de los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales el daño producido será irreversible. De lo contrario nos veremos abocados a huracanes, inundaciones e incendios forestales más peligrosos que los que ya están golpeando a gran parte de la población mundial.
La estimación del CAT contrasta fuertemente con los pronósticos optimistas publicados en distintos medios la semana pasada, donde los compromisos anunciados por los miembros parecían muy esperanzadores. Ahora, cuando el encuentro está en su segunda semana y se presenta como la “última gran oportunidad” para detener el calentamiento global, este informe es «un golpe de realidad», dijo Niklas Höhne, uno de los autores, al periódico The Guardian.
También Bill Hare, director ejecutivo de Climate Analytics se quejó de la disparidad en las proyecciones de las cifras: “Nos preocupa que algunos países traten de presentar aquí, en la COP26, como si el límite de 1,5C estuviera casi conseguido. Pero no es así, está muy lejos de serlo, y están restando importancia a la necesidad de conseguir objetivos a corto plazo para 2030 en línea con el 1,5C”.
A los 197 países que firmaron el acuerdo de París de 2015 se les pidió que acudieran a Glasgow con dos objetivos: una meta a largo plazo de alcanzar las emisiones netas globales a mediados de siglo; y los planes nacionales a corto plazo, fijados para 2030.
El problema reside en el gran abismo que existe entre lo que los países han dicho que harán sobre las emisiones y la ejecución real de sus planes. Si se tienen en cuenta los planes nacionales a corto plazo, conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), que vinculan las reducciones de emisiones a 2030, la temperatura alcanzaría los 2,4oC. En el caso de la ejecución de los objetivos a largo plazo, podríamos llegar a una temperatura algo más baja: un 2,1oC superior a la actual. Aun insuficiente.
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La publicación del informe CAT ha producido también fuertes brechas entre los países miembros. Mientras que algunos proponen acciones duras, específicamente revisar los NDC anualmente para prevenir y seguir en la línea con el 1,5ºC, otros quieren ceñirse al calendario de París, que constató revisiones quinquenales.
También han surgido disputas sobre cómo los países deben monitorear las emisiones y sobre el financiamiento climático para los países pobres. Los titulares más recientes están plagados de palabras como fracaso, propuestas poco realistas y mucho greenwashing.
Y tú, ¿confías en que la COP26 tenga éxito y los líderes mundiales asuman la responsabilidad que les toca?
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