Un estudio publicado en la revista científica Environmental Science and Technology alerta sobre una realidad inquietante: la leche materna presenta trazas de sustancias químicas tóxicas en Estados Unidos. Una investigación que abre un debate sobre cómo la baja calidad de la alimentación de la madres influye negativamente en sus hijos.
En primer lugar, los investigadores analizaron 50 muestras de leche materna. Los resultados fueron claros y se detectó más de 16 compuestos de PFAS en casi la totalidad de las muestras.
Las sustancias PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas) son una clase de aproximadamente 9.000 compuestos que se vienen utilizando desde la década de 1940. Con estas sustancias se fabrican productos que van desde los envases de alimentos a tejidos resistentes al agua y a las manchas; así como productos de cocina con teflón o propiedades antiadherentes similares.
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Por ello, se denominan ‘sustancias químicas permanentes’, porque no se degradan de forma natural y porque se ha demostrado que se acumulan en el cuerpo. Diversos estudios han relacionado estas sustancias con alteraciones hormonales, cáncer, defectos de nacimiento, enfermedades del hígado, enfermedades de la tiroides, daños en el sistema inmunológico y varios otros problemas de salud graves.
Parte de las sustancias detectadas hace tiempo dejaron de utilizarse de forma industrial. Otras forman parte de la nueva generación de PFAS de uso actual. Las concentraciones de esos compuestos oscilaban entre las 50 partes por billón (ppt) y las 1850 ppt. La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de EEUU fija en 14 ppt la concentración máxima recomendable de PFAS en el agua potable.
La preocupación sobre el hallazgo de sustancias tipo PFAS en la leche materna va en constante aumento. Sobre todo si se tiene en cuenta que los niveles de toxicidad rondan en los 2 mil, una cifra cuatro veces superior a los que se consideran seguros en el agua potable.
Según los investigadores de Environmental Science and Technology, la contaminación de la leche materna puede estar extendida en todo Estados Unidos.
«Esto es una amenaza potencial para la salud de los recién nacidos. El estudio muestra que la contaminación de la leche materna por PFAS probablemente sea universal en los EE.UU. y que estos químicos dañinos están contaminando lo que debería ser el alimento perfecto de la naturaleza», afirma Erika Schreder, coautora y directora científica de ‘Toxic Free Future’.
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Aunque parece un problema solo de Estados Unidos, la realidad es que la contaminación de la leche materna se puede convertir en un problema global. Esto pone a los niños en una situación muy vulnerable. Mira la investigación completa AQUÍ
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