El gobierno de Islandia tomó una polémica decisión al volver a permitir la caza de ballenas pero bajo unas condiciones «más estrictas».
Aunque el bienestar y el cuidado de la naturaleza ha ganado cada vez más protagonismo en las agendas políticas y sociales del mundo, este país es uno de los pocos que sigue permitiendo la captura comercial de estos animales.
Las autoridades habían suspendido temporalmente en junio la caza de ballenas; luego de que se conociera un informe sobre la compatibilidad de esta polémica práctica con las leyes de bienestar animal.
Un equipo de expertos evidenció que gran parte de las ballenas no mueren inmediatamente y sufren una intensa agonía durante varias horas. Ante esto, los balleneros terminan disparándoles en varias oportunidades.
Esto generó un amplio debate entre los animalistas y las autoridades se vieron obligadas a aplazar el inicio de la temporada de cacería en 2023.
De esta forma, la caza de ballenas estuvo suspendida durante dos veces pero nuevamente tuvo el visto «bueno» del gobierno al conocer los resultados de un equipo de trabajo que estableció que los métodos de caza pueden «mejorar» para garantizar el bienestar animal.
El Ministerio de Alimentación y Pesca indicó que emitirá una nueva regulación con «requisitos más detallados y estrictos para el equipamiento de caza y los métodos de caza; así como una mayor supervisión» frente a esta actividad.
El anuncio nuevamente generó polémica y rechazo por parte de los ciudadanos y grupos defensores de los animales; que esperaban que la caza de ballenas fuera prohibida en este país.
«Esta decisión es devastadora e inexplicable. La protección de las ballenas es una necesidad crítica. Esta decisión es una oportunidad fallida de poner fin a estas masacres en el mar», indicó Humane Society International.
De hecho, Islandia es junto a Noruega y Japón los únicos tres países en el mundo que permiten la cacería de estos animales.
La primera ministra de Finlandia, Katrín Jakobsdóttir, indicó que está en contra de la caza de ballenas; pero espera que al terminar la temporada se pueda evaluar de nuevo el tema.
Culturalmente el consumo de carne de ballena ha venido disminuyendo bastante y esto ha planteado la suspensión de la caza en 2024. Además, la mitad de los islandeses está de acuerdo con la prohibición y solo una tercera parte defiende la cacería de ballenas.
Por ejemplo, en 2022 se cazaron 148 ejemplares en Islandia luego de que la práctica se reanudara después de la pandemia (2019-2021), años en los que no murió ningún animal.
La especie más afectada es el rocual común o ballena de aleta; la cual es la segunda más grande del planeta después de la ballena azul. Estos animales pueden llegar a pesar unas 80 toneladas, medir hasta 26 metros y vivir unos 90 años.
Lo grave es que esta especie es considerada en peligro vulnerable de extinción por parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN); por lo que muchos no entienden porqué se sigue permitiendo su cacería.
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