El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, sorprendió al consumir pescado en Fukushima para demostrar que las aguas que se están vertiendo al océano desde la central nuclear no son peligrosas.
Varios países, pescadores y organizaciones ambientalistas rechazaron la maniobra de descarga al Pacífico; a pesar de que las aguas de la central pasan por un estricto tratamiento.
Como una forma de desmentir todos los señalamientos, el ministro apareció comiendo pescado y mariscos en Fukushima para hacerle frente a la polémica que se generó por la descarga de agua radiactiva.
Además, hizo esto como una muestra de apoyo a las compañías pesqueras y poblaciones que se han visto afectadas y estigmatizadas por la seguridad de sus productos marinos.
«Es muy bueno», afirmó Kishida al degustar un bocado de sashimi. El líder político también invitó a consumir los productos del mar japoneses porque son «seguros y deliciosos».
El gobierno japonés ha insistido que el agua está pasando por un tratamiento. Esto permite que sus niveles sean seguros para la salud humana, la fauna y flora marina.
El curioso acto del primer ministro japonés fue comparado con el capítulo de ‘Los Simpson’ en donde a ‘Montgomery Burns’ le sirven un pez mutante afectado por la central nuclear de Springfield y no puede comerlo.
El devastador terremoto de magnitud 9.0 y posterior tsunami que azotó a Japón en 2011 produjo un accidente en la central nuclear de Fukushima.
Esto generó que millones de toneladas de agua se contaminaran; no solo por el tsunami sino también por la forma como se ha venido utilizando para mantener los reactores refrigerados.
Sin embargo, las autoridades se enfrentaron a un problema adicional y es que la capacidad de almacenamiento de esa agua alcanzó un límite.
El gobierno japonés ha venido evaluando alternativas y llegó a la conclusión de que la más adecuada era verter el agua tratada al océano.
Pero este proceso no elimina por completo las sustancias radiactivas; especialmente un componente llamado tritio que tiene un potencial de peligrosidad considerablemente menor.
A pesar de que los expertos han indicado que los niveles de tritio que tiene el agua tratada son seguros; muchos ecologistas y gobiernos han rechazado esta medida por los efectos que podría tener a largo plazo.
La organización Greenpeace indicó que el gobierno busca desviar los peligros por la forma como el primer ministro japonés comió pescado en Fukushima. Además, denunció que el agua sigue teniendo otros componentes (radionucleidos) dañinos.
«El agua contaminada contiene muchos radionucleidos que sabemos que afectan al medio ambiente y a la salud humana, incluido el estroncio-90», afirmó Shaun Burnie, experto en temas nucleares de Greenpeace a DW.
La otra alternativa que tienen las autoridades es la de seguir almacenando el agua en tanques adicionales en la central de Fukushima; pero esto también genera preocupación debido al elevado riesgo sísmico que tiene el país.
Además, se evaluó la posibilidad de calentar el agua y dejar que se evapore con el riesgo de que el aire transporte nubes radioactivas a partes más lejanas.
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Las demandas fueron presentadas por 13 estados por separado.