PlayGround, el medio de comunicación líder en español entre los jóvenes, publicó en 2021 la mayor encuesta realizada a la juventud, El Futuro es Ahora, con la colaboración de la Universidad y Bussines School ESIC, sobre temas como el cambio climático, la identidad de género o la salud mental. Una macroencuesta de 89 preguntas, donde participaron 13.587 jóvenes españoles de entre 16 a 34 años, que arrojó una foto muy valiosa para afrontar los retos que tenemos por delante cómo país.
¿Qué piensa la juventud sobre la política? ¿Se sienten representados por los partidos políticos? ¿Cuáles creen que son las mejores estrategias de movilización y cambio social? Estos datos y muchos más, los desgranamos más adelante para acabar dando voz a sus demandas concretas dirigidas a los representantes políticos.
1. Representación política
Tan solo 1 de cada 4 de los jóvenes encuestados afirman que les gustaría mucho o bastante dedicarse a la política. El 74% afirma que su interés es poco o nada.
Los porcentajes son homogéneos en todas las edades, desde los menores de 18 años, hasta los mayores de 31 años.
En cuanto al género, si existen diferencias. El gusto por la carrera política es mayor en los hombres (35%) que en las mujeres (20%). Lo que se traduce que 1 de cada 3 hombres y 1 de cada 5 mujeres afirman que les gustaría mucho o bastante dedicarse a la política
Por Comunidades Autónomas, los jóvenes más interesados son los extremeños (30%) y asturianos (31%), seguidos por madrileños y gallegos (28%). Los que menos interés muestran son los riojanos, ceutíes y melillenses que no llegan al 20%.
Según el origen, los nacidos en España o que llevan toda la vida el porcentaje afirmativo es menor que entre los jóvenes migrantes que llegaron hace poco o que viven tan solo desde hace unos años. Entre los primeros el porcentaje es cercano al 25%, mientras que entre los otros es del 30%.
Entre los jóvenes los que más tienden al gusto por la política son los estudiantes, ya sean de bachillerato, ESO, grado o Máster, situándose alrededor del 30%. Los que menos son los que están en situación de desempleo o trabajando (menos del 25%).
Por otro lado, el 85% de los jóvenes se sienten poco a nada representados por los partidos políticos actuales. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en las últimas Elecciones Generales de 2019, 7,1 millones de jóvenes, lo que supone el 20,65% del total de votos.
De los jóvenes encuestados, los que más rechazan a los partidos actuales son los agénero, andróginos y de género fluido, donde ese rechazo es cercano al 90%.
Entre los jóvenes migrantes, esta desafección por los partidos políticos actuales es incluso mayor que entre los nacidos en España, superando en casi cinco puntos porcentuales para situarse en más de un 90%.
Más del 90% de los jóvenes encuestados sienten que a los políticos no les importan sus opiniones a la hora de elaborar sus políticas.
Las principales preocupaciones de los jóvenes encuestados tienen que ver con las condiciones materiales como el acceso y calidad del empleo y el acceso a la vivienda. Preocupaciones que se sitúan muy por encima del resto y que pueden explicar porque existe este sentimiento de desamparo por parte de los políticos hacia los jóvenes. Siendo estos segundos muchas veces los afectados en las decisiones que se toman por parte de la clase política, y de la que no se ven representados. Este es un pensamiento aplicable a todos los tramos de edad, género y origen, destacando una ligera subida entre las mujeres y jóvenes migrantes.
El 70% de los jóvenes valoran poco o nada la calidad democrática de España. Tan solo el 35% de los jóvenes de 18 años si estiman mucho o bastante la calidad democrática en España. Los mayores de 31 años son los que menos con tan solo el 25%. Esto se repite en otras variables como género, origen, y formación.
En cuanto a la procedencia, los melillenses son los que más valoran la calidad democrática de España con casi un 60%. Estos son seguidos por los jóvenes de ambas castillas con más de un 30%. El lado opuesto es liderado por vascos y catalanes con un 18%, seguidos por los jóvenes navarros y baleares, que tampoco llegan al 20%.
El 70% de los jóvenes creen que los movimientos sociales sirven para provocar cambios políticos.
En cuestión de géneros, los hombres se muestran más reacios que las mujeres a pensar que los movimientos sociales pueden traer cambios políticos. La diferencia es casi del 10% entre unos y otros. Por otra parte, los jóvenes andróginos, de género fluido y agénero, son los que más muestran su conformidad con dicha afirmación, llevando a 3 de cada 4 jóvenes.
Por edades también existe una diferencia del 10% entre los más jóvenes (menos de 18 años) y los más mayores (más de 31 años), siendo estos últimos los más pesimistas ante la posibilidad de que los movimientos sociales sean agentes de cambio político. Aun así, la respuesta es bastante positiva (no baja del 60%).
En consonancia, el 80% de los jóvenes afirmaron estar de acuerdo o completamente de acuerdo con la siguiente expresión: “Para que se dé un cambio social hace falta que la juventud se implique”
Según avanzan los tramos de edad esta afirmación va cogiendo más fuerza entre los jóvenes encuestados. Pasando de un 71% hasta superar el 80%. Por otro lado, son los jóvenes con estudios superiores, los que se muestran en mayor acuerdo con la proclama, mientras que los estudiantes de ESO, grado medio y superior, son los más reticentes.
Por último, la actividad política en la que más jóvenes afirman haber participado es “votar en unas elecciones” con el 67% del total. La segunda actividad más popular es el “participar en una manifestación” con el 13% de los votos. Seguida de cerca por haber “ido a un encuentro público sobre temas políticos” con el 12%. Las actividades menos secundadas por los jóvenes son “formar parte de un partido político” y el “donar dinero a un partido político”, entre ambas no suman ni el 1% del total encuestado.
En cuestión de género, cabe destacar que casi el doble de las mujeres (82%) que de hombres (42%) afirman haber “votado en unas elecciones”. Mientras que, en lo referente a manifestaciones políticas, tan solo el 1% de las mujeres encuestadas han elegido esa opción, mientras que entre los hombres el porcentaje asciende al 35%.
De esta última actividad también resalta la diferencia entre los tramos de edad de la encuesta. El 24% de los mayores de 31 años afirma que ha ido a manifestarse, por solo el 11% de los tramos de edad entre menos de 18 y 26 años.
Se define agente de cambio como “una persona que toma acción para solucionar un problema, lo hace en equipo y busca el bien de todos”. Al ser preguntados si se consideran agentes de cambio, el 53% de los jóvenes encuestados afirman que sí. Mientras que el 29% dice que no lo sabe, y el 18% no se considera como tal. Un pensamiento que no genera discrepancias en ninguna de las variables propuestas, sin distinción de edad, género, ocupación o procedencia.
En consecuencia, el 36% opina que los que deben tomar la iniciativa para realizar son las organizaciones y movimientos sociales. Por otro lado, el 34% dice que deben ser los gobiernos los que actúen.
Los actores sociales menos apoyados son el arte y la cultura (11%), la iniciativa individual (11%) y en último lugar las empresas (8%).
Los mayores de 31 años son los únicos que creen que deben de ser los gobiernos (39%) los encargados de llevar a cabo las reformas sociales, mientras que el resto sigue sosteniendo que deben de ser las organizaciones y los movimientos sociales.
Por otro lado, son los más jóvenes, menores de 18 años, los que menos confían en que sean las empresas privadas (6%) las impulsoras de los cambios, pero también son los que más apoyan la iniciativa individual (13%)
En cuanto al género, los jóvenes andróginos y de género fluido son los que más creen que deben de ser las organizaciones sociales con más del 40%. Mientras que son los hombres y los agénero los que piensan que son los gobiernos (36%).
Por ocupación, los estudiantes de ESO son los que menos confían en la iniciativa privada (5%), más de mitad que los trabajadores en lo que quieren (11%), que son los que más. Pero, también son los estudiantes de ESO los que están más a favor de la iniciativa privada (14%), por encima de la media de los jóvenes encuestados.
Los estudiantes de grado universitario y doctorado destacan por su apoyo a los movimientos sociales como agentes de cambio. Por otro lado, los trabajadores en situación de desempleo y los estudiantes de formación profesional básica confían por encima del resto en los gobiernos para esa labor.
Al ser preguntados si habían participado en ‘alguna iniciativa para abordar un problema social o ambiental en su entorno’, el 37,5% de los jóvenes encuestados dijeron que sí. Por el contrario, el 27% dijeron que no y el 29% que “a veces o pocas veces”.
A los jóvenes que dijeron que no habían participado en ninguna iniciativa social, se les preguntaron los motivos. El primer motivo que alegan los jóvenes es la falta de información (32%), seguido por la falta de tiempo, la falta de motivación con el 26% y 21% respectivamente.
En cuanto a territorios, los jóvenes de País Vasco, Cataluña y Navarra son los que destacan “la falta de motivación” para no haber participado en actividades sociales en sus entornos.
La cuestión del odio es uno de los temas transversales en las demandas de los jóvenes encuestados. Su rechazo a toda forma de discriminación en cualquier espacio público se muestra como una tendencia necesaria para garantizar el desarrollo de una conviencia democrática basada en la igualdad de oportunidades y los derechos individuales.
Existe una percepción generalizada de que los políticos son ineficientes en su gestión, sobre todo teniendo en cuenta los casos de corrupción que salpican a varios partidos políticos. Ante ello, existe una tendencia a incrementar la investigación y el endurecimiento de las penas para este tipo de casos, eliminando toda sensación de impunidad en esta materia.
Una constante en las opiniones de las personas encuestadas es la necesidad de tener espacios de participación en el debate político. Su intención no pasa por sustituir el criterio y la experiencia de los gestores públicos, al contrario, sino saberse como interlocutores necesarios a la hora de establecer políticas de futuro que determinen su calidad de vida.
En las respuestas a las preguntas abiertas ganan protagonismo los dos movimientos sociales que han tenido mayor impacto en la última década: el feminismo y el ecologismo. De hecho, los jóvenes ponen sobre la mesa la necesidad de generar una vía de comunicación más fluida entre estos y política institucional como fórmula para hacer de este país un lugar más participativo y conciliador.
Un análisis elaborado por Ana Rojas, Emilia Morales y Alberto Alonso.
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