«El 70% de los bebés actuales trabajarán en profesiones que aún no se han inventado». La frase es de Abel Linares, un ex alto ejecutivo de Terra y la pronunció allá en el 2014. Toda una vida ha pasado desde entonces. ¿Habrá crecido la proporción después de saber lo que es una pandemia mundial, que la robotización siga creciendo a ritmos vertiginosos o que el algoritmo de Facebook alterara por completo los planes de negocio de las grandes compañías de comunicación? Probablemente. Parece que el crecimiento exponencial anunciado por la ley de Moore y tan impetuosamente recogido por los profetas de la singularidad sigue avanzando y transformando el mundo a golpe de desarrollo tecnológico.
En un tiempo en que parece que vivimos en una crisis permanente, ¿tiene sentido la super especialización de la que tanto se hablaba hace no tanto? Los jóvenes no parecen pensar lo mismo: “El 88% se muestra “totalmente de acuerdo” a la afirmación de que el sistema educativo debe potenciar más “motivación personal de cada alumno”.
Motivación, capacidad de resiliencia, fomento del espíritu crítico y visión de futuro van a imponerse finalmente como habilidades cruciales para navegar los procelosos mares de la incertidumbre. Así lo defendieron los más de 13.500 perfiles que participaron en el estudio El futuro es ahora, liderado por PlayGround, que contó con la colaboración de la Universidad y Bussines School ESIC y la Fundación Ashoka. De todos los que participaron, un 70% creen que en los centros educativos falta cooperación y la promoción de valores adecuados.
La juventud propone una nueva manera de entender la educación y como tantas otras veces se trata de una versión adelantada a su tiempo. Una mezcla: enfoque en el trabajo pero profundización en valores como la sostenibilidad o la colaboración en equipo. Se acabaron las clases magistrales. Hace falta renovarse urgentemente. Se puede decir más alto pero no más claro: el 88,33% de los jóvenes considera que el actual sistema educativo responde poco o nada a las necesidades del futuro.
De otra forma no se entiende que solo el 34% piense que la educación es una herramienta para poder entender cómo funciona el mundo en el que vive o que únicamente el 42% de los jóvenes afirman que la educación sirve para mejorar la sociedad.
Que cada Gobierno que llegue al poder cambie los planes educativos no ayuda a dar estabilidad al sistema y plantearse retos a largo plazo. Las nuevas pedagogías, más participativas y orientadas al desarrollo personal, unidas al gusto por aprender nos marcan el camino que la juventud refrenda.
Entre las competencias o habilidades que los jóvenes destacan como más importantes para su futuro están: la comunicación lingüística (35%), las competencias digitales (28,83%) y el aprender a aprender (21%). Claramente, una nueva mirada sobre la educación que reclama salir de los libros para abordar los retos del presente: el 89,93% de los encuestados expone una opinión unánime: hay “poca práctica y mucha teoría” en el sistema educativo español.
Hoy, más que nunca, los jóvenes se sienten parte de la solución y las propuestas surgidas del estudio lo demuestran: atender a la diversidad, actualizar el currículum escolar para adaptarlo a la realidad ecosocial, crear espacios de educación no formal en valores humanistas, a la vez que se mejora la conexión entre el mundo laboral y educativo.
Recupero un dato sobre su conciencia social: uno de cada dos se considera “una persona que toma acción para solucionar un problema, lo hace en equipo y busca el bien de todos”. ¿Estamos dispuestos a dejar de convertir la educación en moneda de cambio y escuchar a la juventud en la construcción de su propio futuro?
Todo esto y mucho más en Generación Futuro, un podcast original de Spotify que quiere elevar la voz de la juventud de este país y convertirse en un puente intergeneracional entre ellos y las instituciones públicas para llegar a incidir en las políticas que configuran la educación de aquí en adelante. ¿Nos hemos vuelto locos? Por supuesto.
Escuchalo gratis, cada martes y cada jueves, en Spotify.