Spencer Tunick retrata a cientos de personas, con el cuerpo pintado de blanco, en un proyecto en colaboración con el ministerio de turismo de Israel
El reputado fotógrafo estadounidense, conocido por sus composiciones masivas de desnudos en entornos naturales, ha convocado a cientos de personas para caminar por el paisaje desértico que rodea la ciudad de Arad, puerta de entrada a la laguna.
Concretamente 200 personas, de entre 19 y 70 años, envueltas en pintura blanca, han participado en esta nueva instalación que pretende reproducir la construcción de una tubería humana que desembocaría en ese lago salado que sufre graves problemas medioambientales.
«Mi propósito es crear conciencia sobre el Mar Muerto, que está desapareciendo. Hay que encontrar la manera de mantener el nivel del mar o traer agua dulce, sin afectar el abastecimiento de agua de los países de alrededor. El agua es vida», señaló Tunick a los medios.
No es la primera vez que el artista crea una obra de arte en nombre del Mar Muerto, ya en 2011 reunió a más de 1200 participantes flotando sobre la playa de los Minerales (inaccesible actualmente); y en 2016 hizo otra instalación, aunque de menor envergadura, que inmortalizó con su cámara.
«Hemos incluido menos gente que hace diez años. Es un trabajo más conceptual, en el que he convertido a la gente, pintada de blanco, en columnas de sal, una alegoría de la historia bíblica de Lot (convertida en piedra como castigo). Aunque aquí todos están vivos, representando pilares de sal que brotan de los manantiales de debajo del agua salada«, indicó el fotógrafo.
¿Qué sucede en el mar muerto?
El Mar Muerto, como se le conoce actualmente, es el lugar más bajo de la Tierra, 400 metros por debajo del nivel del mar. Se encuentra entre Israel y Jordania, y es uno de los parajes más visitados del país.
La principal fuente de agua del Mar Muerto es el río Jordán, pero su caudal se ha reducido drásticamente por la lluvia y la escasez de agua en esta región desértica. El cambio climático también ha provocado la aparición repentina de más de 6.000 enormes y peligrosos sumideros en el paisaje, devastando la zona paisajística y la poca vida que tiene.
Este último proyecto de Tunick pretende llamar la atención sobre los miles de socavones y pozos que están aflorando, provocados por los depósitos de sal que se acumulan a medida que desaparece el mar.
En consecuencia, muchas playas y lugares turísticos han quedado totalmente inaccesibles, un problema que se puede apaciguar de dos formas: un canal que emane agua desde el Mar Rojo o otro desde el Mediterráneo, una idea que Tunick evoca con esta «tubería humana».
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Un proyecto solidario
La instalación también pretende recaudar fondos para la construcción del Museo del Mar Muerto, un proyecto del activista Ari Leon Fruchter, que lleva años luchando para preservar este espacio.
El fotógrafo agradeció a los participantes, «verdaderos guerreros del arte y aventureros», su contribución a esta nueva obra dedicada al Mar Muerto, que Tunick calificó como «la octava maravilla del mundo».
El alcalde de Arad también ha estado muy involucrado en este proyecto y declara: «Queremos crear conciencia social sobre la situación ambiental del Mar Muerto. Es un recurso vital para Arad y para el desierto que tenemos que salvar. En los últimos años, este mar ha comenzado a drenar y se produce en fenómeno de los socavones gigantes, que es muy peligroso».
Con esta performance esperan generar más turismo e inversión en la ciudad para que el gobierno israelí y las instituciones privadas inviertan más recursos para salvar el Mar Muerto de la extinción.
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