Luego del gran éxito que logró ‘Monstruos: La historia de Jeffrey Dahmer’, Netflix estrenó una nueva serie que relata uno de los crímenes más mediáticos en Estados Unidos: el caso de los hermanos Menéndez, condenados a cadena perpetua por quitarle la vida a sus padres.
Se trata de ‘Monstruos: la historia de Lyle y Erik Menéndez’, estrenada en la plataforma de streaming el pasado 19 de septiembre. En la producción, Javier Bardem y Chloë Sevigny interpretan a los padres, José y Kitty Menéndez, mientras que Nicholas Alexander Chavez y Cooper Koch le dan vida a sus hijos, Lyle y Erik.
El crimen ocurrió en 1989 en Beverly Hills, Los Ángeles, y conmocionó a cientos de personas, generando opiniones divididas sobre las verdaderas razones que llevaron a estos hermanos a cometer un parricidio (la muerte de los padres ocasionada por los hijos).
La serie del gigante del entretenimiento se ha posicionado rápidamente como una de las más vistas en diferentes países, por lo que te vamos a detallar un poco más sobre lo que ocurrió esa noche.
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El 20 de marzo de 1989, en lo que parecía ser una noche normal, el cubano-estadounidense José Menéndez, un alto ejecutivo de la industria musical, y su esposa Kitty fueron atacados a tiros en su mansión de Beverly Hills.
Sus dos hijos, Erik y Lyle (que para ese momento tenían 18 y 21 años), llamaron horas después a la policía para informar de lo que había ocurrido. Los dos aseguraron que al llegar a casa habían encontrado a sus padres muertos.
En un comienzo, la policía pensó que los grupos de mafias y personas con antecedentes penales cercanos a los Menéndez eran los posibles autores del doble asesinato.
Pero las investigaciones de los agentes empezaron a enfocarse en los hijos de la pareja, especialmente por la vida llena de gastos y lujos que comenzaron a tener luego de la muerte de sus padres.
Erik y Lyle organizaron fiestas, compraron apartamentos, autos deportivos y relojes de lujo. Sin embargo, no existía ninguna prueba que los incriminara.
Y aunque no se tenía ninguna clase de evidencia que señalara a los dos hermanos como los culpables del crimen, Erik Menéndez cometió un error que terminó por delatarlos: le contó a su psicólogo, el doctor Jerome Oziel, que él y su hermano habían cometido el asesinato.
La confesión del menor de los hermanos la terminó conociendo las autoridades, por lo que fueron arrestados en 1990 y acusados de asesinato, dándole inicio a un largo proceso judicial.
El juicio empezó en 1993 y fue uno de los primeros en ser trasmitidos por televisión estadounidense, logrando un gran impacto mediático al atrapar la atención de millones de personas.
Pese a que los hermanos reconocieron frente al jurado ser los responsables de la muerte de sus padres, aseguraron que lo habían hecho en defensa propia luego de haber sufrido por años de abusos físicos y psicológicos a manos de su papá.
Erik y Lyle Menéndez contaron los detalles de los malos tratos que sufrieron por parte de José, su padre, desde que eran niños. Incluso, durante el juicio, aseguraron que los amenazaba para que no dijeran nada.
Los relatos de los dos en el estrado, del supuesto calvario que vivieron, fue narrado entre lágrimas, agregando que su madre, aunque vio todo lo que ocurría, jamás intervino.
Las declaraciones de los hermanos fueron apoyadas por familiares y amigos, quienes describieron a José Menéndez como un hombre controlador que sometía a su familia.
No obstante, la fiscalía tenía otra visión de los hechos y basó su acusación en que los hermanos planearon todo e hicieron un crimen de forma fría para heredar el patrimonio de sus padres, el cual estaba estimado en 14 millones de dólares.
El jurado se dividió en dos posturas: los que creían en el maltrato que llevó a los hermanos a tomar la fatal decisión y en los que no aceptaban sus acciones y creían en el planteamiento de los fiscales.
Pero esto que te contamos solo se trató del primer juicio, en donde al no lograr un acuerdo sobre el veredicto (homicidio involuntario o asesinato), se declaró nulo.
Durante el segundo juicio toda la dinámica cambió completamente; se llevó a cabo a puerta cerrada, sin cámaras, y el juez no permitió los testimonios y las pruebas de la defensa sobre los supuestos abusos cometidos por José Menéndez con sus hijos.
Por lo que los acusados solo contaron con sus testimonios para respaldar su defensa.
Asimismo, el juez descartó que los hermanos fueran juzgados por homicidio involuntario, lo que significó que el jurado solo podía condenarlos por asesinato o declararlos inocentes.
De esta forma, el 18 de abril de 1996, Lyle y Erik Menéndez fueron declarados culpables y condenados a cadena perpetua sin ninguna posibilidad de libertad condicional.
Durante 22 años, los hermanos estuvieron recluidos en cárceles separadas y se comunicaban por cartas. En el 2018 se volvieron a ver en el correccional RJ Donovan de San Diego, en California
En la actualidad, siguen presos y su historia de nuevo le está dando la vuelta al mundo con el estreno de esta serie de Netflix.
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