Respecto a nuestra vida con el cambio climático, lo escuchamos desde hace más de una década: «las cosas se van a poner peor», pero poco sabemos sobre el impacto real que generará en nuestra cotidianidad.
Diferentes regiones serán afectadas de diferentes maneras, por supuesto, pero no existe un panorama en el que nuestro medio ambiente siga en deterioro y nuestras vidas no se vean afectadas. A continuación una lista que ilustra algunas.
El desastre más común y mortal en los Estados Unidos, por ejemplo, se verá exacerbado y será más recurrente debido a la subida de nivel del mar.
También contribuye el clima extremo. Las precipitaciones se proyecta que aumentarán tres veces más en el siglo que vivimos, respecto al promedio histórico.
Un estudio del 2018, encontró que más de 40 millones de americanos viven cerca de una zona con riesgo de inundación por ríos y 8.6 millones de personas viven en áreas que ya han experimentado inundaciones costales.
Esto representa un daño directo a muchos hogares, además, ¿te imaginas vivir con agua en las calles?
Las compañías de seguros no se caracterizan por ser altruistas, entonces se pudiera esperar que por los riesgos venga un aumento en seguros de vida y de hogar. Entre 2005 y 2015, las tasas de seguros de hogar aumentaron un 50%.
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Ante el aumento, muchos menos tendrán seguro y en áreas de alto riesgo, también pudiera ser difícil siquiera conseguir alguno.
Actualmente, muchos seguros de viaje requieren una separación de deducibles en áreas donde los huracanes y los tornados son comunes. En California, zona susceptible a ambas y a incendios, las compañías de seguros decidieron no renovar a 10 mil pólizas de hogar.
Sin embargo, una legislación reciente de ese estado previene que las aseguradoras puedan ‘desechar’ a sus clientes por vivir en zonas de riesgo.
Con el calentamiento global sin interrupciones, las olas de calor aumentarán en frecuencia, intensidad y duración. Una experta del observatorio de la tierra de Lamont-Doherty, concluyó que podríamos enfrentar olas de calor compuestas, es decir, que ocurran en secuencia, una tras otra.
Los que trabajan ‘al aire libre’, como constructores, algunos deportistas, mineros, campesinos, pueden verse muy afectados por dichas olas de calor. También debemos tomar en cuenta los incendios.
En lugares donde el calor es característico, es común ver hospitalizaciones en verano de trabajadores que se enfrentan ‘directamente’ al sol.
Según la ONU, en los próximos 30 años, la seguridad alimenticia y la comida en general serán amenazados si ninguna o pocas acciones se toman respecto al cambio climático.
Nuestra vida se verá impactada por sistemas ambientales que debido a los cambios constantes de clima, no podrán todos adaptarse o mitigar estos efectos.
Así, una cosecha exitosa se hace más difícil, por ejemplo. Los desastres naturales, en general, también afectan los ecosistemas animales o vegetales de donde los humanos obtenemos el alimento.
En esa misma tónica y tal vez más preocupante para algunos, si los productos alimenticios fallan, la producción de cerveza es difícil.
Tres retos amenazan esta industria: el acceso al agua potable, al lúpulo y a la cebada. En un mundo sin un ambiente ideal, estos ingredientes son complicados de obtener.
Según expertos ambientalistas para un artículo en la revista Time «no sabemos que tan habitables serán regiones de Australia, el Norte de África y Estados Unidos para 2100»
Esto asusta. Nadie sabe qué futuro le depara a las próximas generaciones geográficamente. Según ellos, la humedad en el aire y el aumento del nivel del mar son dignos de alarma actualmente. Hablan de lugares en Bangladesh, México y Estados Unidos que ya han sufrido daños cuantificables respecto a inundaciones, por ejemplo.
Recientemente, también se ha visto este fenómeno en distintos lugares de Europa y Asia. Ellos lo advirtieron en 2020, la frecuencia será cada vez mayor.
Desde su óptica, también el número de desastres en si, afectará el acceso a la comida y agua, las áreas inundadas son de difícil acceso.
Nuestra vida verá, de nuevo, enfermedades como la malaria, el dengue, la cólera, enfermedades respiratorias y desórdenes de desnutrición. El futuro de la especie está en juego, o al menos la habitabilidad del planeta.
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